Como continuación del anterior artículo, te propongo seguir trabajando algunas de las estrategias que podemos poner en práctica para ayudar a nuestros hijos con sus emociones negativas.
- Prestar atención a las explosiones de ira, tomando nota de los antecedentes de su comportamiento agresivo. Pregúntate a ti mismo:
- ¿Qué sucedió justo antes de la explosión?
- ¿Cómo fue la sensación de nuestro hijo?
- ¿Qué es lo que necesita o quiere?
- ¿Qué puedo hacer para mejorar la situación para mi hijo?
- Anticipar explosiones de ira y organizar las actividades para reducirlas.
- Ayudar a nuestros hijos a comprender que la ira es una emoción natural que cada uno tiene. Decir cosas como: "Es normal sentirse enfadado. Todo el mundo se siente enfadado a veces, pero no está bien hacerse daño a sí mismo o a los demás."
- Detener los comportamientos agresivos. Diga: "No puedo dejar que hagas daño los demás", o "No puedo dejar que me hieras." A continuación, sacarle del lugar lo más suavemente posible.
- Proporcionar un lugar tranquilo donde calmarse si está fuera de control. Es lo que llamamos time-out y aunque muchas son las personas que no lo acaban de ver adecuado, es una técnica que ayuda a calmarse.
- Resistir nuestros propios ataques de ira cuando nuestro hijo con su comportamiento nos está desbordando.
- Reconocer las emociones fuertes, ayudando al niño a controlarlas. Por ejemplo podemos decirle: "Debe ser difícil aceptar que has obtenido una nota tan baja después de haber trabajado tanto, lo comprendo y entiendo tu forma de sentir."
- Ayudar a nuestros hijos a usar un vocabulario de palabras de sentimientos. Leer libros que piden los niños a verbalizar un momento en que se sentían diferentes emociones puede ayudarnos mucho en esta tarea.
- Utilizar palabras de sentimientos para ayudar al niño a entender las emociones de los demás. Por ejemplo, "María está sentada sola y se ve muy triste, quizás se sienta sola", o "Cuando Manuel tropezó, se veía avergonzado."
- Ayudarles a comprender sus propias emociones al poner sus sentimientos en palabras. Por ejemplo decir: "Me sentí rabioso, enfadado cuando les oí llamarme con ese apodo".
- Escuchar, reflexionar y validar sin juzgar los sentimientos que el niño expresa. Después de escuchar, ayudar al niño a identificar el verdadero sentimiento que subyace a la ira, como dolor, la tristeza, la decepción, el miedo o la frustración.
