Revista Solidaridad

Empatía Viral  – Todo irá bien

Por Iñaki Iñaki Alegria @InyakiAlegria

Empatía Viral  – Todo irá bien

Empatía Viral Todo irá bien

Érase una vez un planeta habitado por siete mil millones de personas, donde cuatro personas con un sencillo movimiento de dedo decidían las personas que iban a morir de hambre cada día.

El resultado es que cada dos segundos se moría un niño inocente de hambre.

  • ¿Por qué no iban a la cárcel? - te podrías preguntar.
  • Porque estas cuatro personas eran también las que decidían la ley. Y era legal matar de hambre a estos niños inocentes.
  • ¿Y todas lo aceptaban?
  • Todas no... Una de las cuatro, para evitar sentir tristeza trazó a mano alzada una línea sobre un papel y dijo que lo de dentro era su país y lo de fuera otro. Y que las personas de fuera no podían entrar porque tenían otro color de piel, de pelo, de ojos, hablaban otras lenguas, creían en otros dioses, no tenían lo que llaman dinero.
  • ¿Y el resto del mundo?
  • El resto del mundo caminaba con los ojos vendados porque decían que tan solo tenía tiempo de ir a trabajar para recibir algo de dinero y así poder alimentar a su pobre familia. Querían ayudar, pero no tenían tiempo.
  • ¿Todas?
  • No... Todas no... En este planeta había también diez personas que querían cambiarlo. Se organizaron para denunciar la opresión de los cuatro. Pero esto respondieron matando a dos y encarcelando a otros dos. El resto escaparon y viven escondidos con miedo.

Pero un día todo cambió.

Llegó un ser muy muy pequeño, tan pequeño que no se podía ver ni al microscopio. Y empezó a atacar a las personas entrando dentro de ellas a través de la boca y la nariz, provocando fiebre, tos, e incluso la muerte. Y se multiplicaba dentro de ellas. Y así pasaba de persona en persona y se iba replicando.

Se saltaba las fronteras de los países, atacaba a todas las personas sin hacer diferencia del color de piel o clase social. Le daba igual el país, la riqueza. No juzgaba.

Esta actitud desconcertó.

Mientras los cuatro poderosos discutían entre ellos la mejor arma de destrucción, entonces los niños, muy observadores, descubrieron que solo había una manera de derrotarlo. Destruyendo las barreras, las fronteras, las clases sociales y pensando en los demás más que en uno mismo.

De golpe, las fronteras, esos muros que parecían inquebrantables construidos con muros de hormigón armado, en realidad vieron que tan solo existían sobre un mapa y en la imaginación de las personas. Rompieron el mapa y las fronteras se deshicieron como

Hoy acabamos de derribar la mayor frontera: nuestra frontera interior. La única nacionalidad es la nacionalidad del amor.

Todas somos iguales, somos hermanas. Nos debemos cuidar las unas a las otras y juntas haremos del mundo un lugar mejor. Esta esfera es nuestro planeta, un planeta único porque está habitado por personas distintas. Podemos ser de diferente color, sexo, religión, edad o nacionalidad, pero todas somos hermanas y tenemos que cuidarnos. La diferencia nos enriquece. Dependemos las unos de los otras, nos necesitamos, pero es una dependencia que nos da libertad, no que nos la roba.

Vamos a crear un mundo de alegría, sin fronteras.

Y así fue como el ser más pequeño, invisible, nos hizo ver lo esencial. Lo invisible.

Y en realidad el mensaje no es nuevo, ¿sabéis cuantas personas nos lo han dicho antes?

Que nos vuelvan a la mente frases como "Lo esencial es invisible a lo ojos" o "Amarnos los unos a los otros" "Ama a tu enemigo"...

Y si no recordamos quien las dijo, quizá ahora es el momento de adentrarnos en el maravilloso e infinito mundo de los libros.

Parece que después de unas generaciones nos olvidamos.

Ahora ha vuelto el Amor Sin Fronteras.

Esperemos que esta vez no lo olvidemos.

¿Cuál sería sino la siguiente crisis que debemos vivir para abrirnos los ojos?

Esta lección no es gratuita. No olvidemos, las centenas de personas que han perdido la vida en el camino. Por ellas y ellos.


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