Siguiendo con mi propósito de leer algunos clásicos de la literatura, y con el de avanzar las series que tengo empezadas, nada mejor que continuar con El Signo de los cuatro –también conocida por el título de La señal de los cuatro-, la segunda novela protagonizada por el singular Sherlock Holmes y el Doctor Watson de Arthur Conan Doyle.
En esta segunda entrega, a diferencia de la primera, Estudio en Escarlata, la acción y las investigaciones tienen lugar íntegramente en Londres -la señorita Mary Morstan, años después de la misteriosa desaparición de su padre, oficial de infantería en Bombay, recibe anónimamente cada año una gran perla por correo, hasta que un día le llega una misiva con una cita a ciegas y decide acudir a Sherlock Holmes- e incluye una trepidante persecución fluvial a través del Támesis.¿Habéis leído éste u otros libros protagonizados por Holmes y Watson?
En El signo de los cuatro Doyle sigue a rajatabla las leyes esenciales del género fijadas por Poe, que, según Borges, implican un «crimen enigmático y, a primera vista, insoluble», un «investigador sedentario que lo descifra por medio de la imaginación y de la lógica», y un «amigo impersonal y un tanto borroso del investigador» que lo cuenta todo.
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