Empezar de cero

Empezar de cero… Así como todo empezó de cero ahora también termina en cero, y digo en cero porque ahora eres algo neutro en mi vida, algo que matemáticamente podríamos llamar un “cero a la izquierda”, ya no sumas, ya no restas, ese es el balance después de una ecuación por completo desacertada, una ecuación que resolví ignorando cualquier regla de la matemática y de la lógica, una ecuación que despúes de todo no fue por completo resuelta, pues aún sigues siendo mi mayor interrogante.

Quizá para que esta operación se resuelva con éxito era necesario aprender nuevamente las operaciones básicas (suma, resta, multiplicación y división); creo que debí aprender a sumar, pero a sumar no sólo cada cosa buena que hacías,  cada apote tuyo, sino también cada error que cometías, cada desacierto y cada palabra infortunada que salía de tus labios. Luego debí aprender a restar, a restar importancia a tus comentarios, a tus críticas, a tus deseos, debía aprender a restar la imporancia que tenías en mi vida. La multiplicación era una operación un poco más sencilla, debí multiplicar por mil mi valor, también debí multiplicar por uno tu presencia, para que sigas siendo sólo uno más en este mundo. La división, esa fue tal vez la operación más complicada, porque lograste que me dividiera en muchas partes para cumplir tus sueños y satisfacer tus partes, pero en en ese proceso me perdí, dividí tan bien mi esencia y mi ser que me costó mucho trabajo volver a unir esas pequeñas partes de mí; también debí dividir tu mundo y el mío, marcar límites con hitos de dignidad y no dejar que tu mundo rebace al mío.

Quizá si hubiese re – aprendido estas operaciones ahora tú, mi mayor interrogante, no serías un cero, quizá hubieras significado una cifra más en  mi vida, un númeo más de mi historia, un dígito más en mi expediente, pero eres el “cero a la izquierda” que sólo logró poner en pausa mi vida, pero que no logró modificarme.