Hasta hace poco en cualquier trabajo que se nos acercara, el máximo valor del mismo lo daba el hecho de que se tratara de algo innovador, de diseño exclusivo, diferente, rompedor…
Y es que se apostaba por la diferenciación y la originalidad casi como única base del éxito, todo cliente quería, sobre todo y como premisa, un proyecto transgresor entre sus manos, que “deslumbrara”…
Sin embargo, detecto cada vez más una voluntad de las empresas de afrontar proyectos no tanto desde “lo nuevo”, como desde “lo conocible”. Esto es, desde el punto de vista del conocimiento de sus resultados desde el momento en que se concibe dicho proyecto.
Ya lo comentan varios estudios al respecto de las tendencias de consumo en 2012: “Estamos en la era de la econometría y, con ello, la firme creencia de que lo que no se puede medir, no existe”. Advierte The Economist que en 2012 el foco de las corporaciones buscando la aversión al riesgo estará más en “accountability” que en “creativity”.
Una prueba de ello son las aplicaciones que aparecen en tecnología capaces de “aprender” del uso, de medir lo que se hace en las redes, de poder tener información en evolución de lo que el usuario clicka.
Parece que la hegemonía del tracking se impone. ¿Y esto es malo? No lo creo.
La posibilidad de medir en evolución y analizar los procesos desde esta óptica, posibilita adelantarse a tendencias, detectar debilidades y poder aportar soluciones antes de que el consumidor perciba el efecto negativo.
Desde tatum, seguimos apostando por la creatividad, el ver y hacer las cosas desde ópticas diferentes es uno de nuestros valores, pero sí es verdad que hemos evolucionado a una “creatividad racional”, por denominarlo de algún modo.
Incluimos el concepto tracking en la mayoría de nuestras soluciones: medir, controlar, cuantificar…en el tiempo y comparar y volver a medir…ciclos vivos que se retroalimentan y mejoran en cada ola.
Algunas de nuestras herramientas de tracking nos sirven para:
-Medir el nivel de implantación de metodologías y sistemáticas de actuación: en qué puntos hay que trabajar para que las actuaciones sean efectivas.
-Medir el nivel de aperturas, clicks, lecturas, etc., de los diversos elementos de formación 2.0 con los que trabajamos, y así incidir a nivel personal en aquéllos con menor desarrollo en el usuario.
-Medir evaluaciones, cualificaciones, etc., en procesos de investigación de mercados de forma que se obtenga un mapa en el tiempo de la evolución del entorno y cómo podemos movernos en él.
En definitiva: medir, analizar y mejorar en un ciclo permanente. La evolución “del árbol al bosque” para poder seguir replantando.