Las empresas han de empezar a cambiar sus esquemas mentales. Hasta ahora un empleado que pasaba de los 50 era un empleado en declive, prácticamente amortizado. La empresa y el propio empleado empezaban a pensar en la jubilación. El futuro no era para ellos, se reservaba para los jóvenes.
En el futuro habrá una gran escasez de jóvenes preparados dispuestos a sustituir a los veteranos. Y la propia sociedad no se podrá permitir jubilar o prejubilar a esos veteranos, quienes, por otro lado, estarán cada vez en mejor forma física y mental. Las empresas, los países ya no se podrán permitir el lujo de dejar de lado a los veteranos de más de 50 años. Al contrario, deberán empezar a plantear programas específicos de contratación, adaptación, remuneración y retención de estos seniors.
Para las empresas es una oportunidad de retención de empleados cualificados, para cubrir la escasez de jóvenes. Para los trabajadores veteranos es una oportunidad de sentirse valorados, de no abandonar las ilusiones, de seguir formándose, de confiar en que hay vida después de los 50.