Revista Coaching

¿Emprendedor o superhéroe? ¿Cuáles son los límites de tu productividad?

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

superheroepor Clarisa Herrera

En la organización cotidiana del emprendedor merece un capítulo aparte la gestión de su propia productividad.

Quien emprende sabe que muchas veces la gratificación de dar vida a tu propia idea trae consigo la excesiva responsabilidad de cumplir con todo, de ser uno, en persona, quien se ocupe de todos los aspectos del emprendimiento, sin que ello sepa de descansos, relax o vacaciones.

Lo que ocurre, es que con el tiempo, la tasa de productividad cae inexorablemente, porque ningún emprendedor superhéroe puede dejar de lado su condición humana.

Aquí, algunos de las principales fuentes de limitación del propio potencial:

Mente Multifuncional

El multitasking puede ser una gran herramienta de productividad, pero cuando se conoce su límite. El emprendedor, por su misma esencia, debe estar en muchos lados el mismo tiempo y en muchos casos, se basta él mismo para todo.

Sin embargo, una mente omnipresente es un mal de la época, que se agudiza aún más si tenemos cuenta las redes sociales y el mundo online, que con la cultura del hipervínculo y la instantaneidad impulsan una vida presente en todos lados, pero con foco en ninguna parte.

“Las personas están en una cosa y de repente les brinca otra y empiezan a darle atención, pero después regresan a lo que estaban haciendo originalmente y comienzan a estresarse porque se dan cuenta que hay mil pendientes y todos importantes, la solución es tomar notas y seguir en la tarea original, evitar caer en la distracción para aprender a cerrar frentes” señala Omar Carreño, autor especializado en productividad y minimalismo.

Déficit de atención

Se desprende el apartado anterior y tiene que ver con un mal que afecta muchísimo el rendimiento, ocurre cuando “cualquier excusa es buena” para interrumpir lo que se está haciendo y luego no entender “cómo fue que se me pasó el día y no hice nada”

“Está muy ligada a la procrastinación y refiere en muchos casos la navegación inconsciente o las distracciones constantes, para mantener el enfoque debemos limitar las distracciones al máximo y cuando nos sorprendamos a nosotros mismos distraídos, regresar al punto original de inmediato” señala como buen consejo para combatir éste mal de la productividad” sugiere Carreño.

Saturación

El estar constantemente bajo presión, con una lista de pendientes que nunca se completa y sumando más tareas a la agenda, priva a la mente de algo tan necesario como el ocio, que muchas veces, es necesario como fuente de creatividad y mayor productividad.

“Nuestra mente es como todo músculo, funciona y actúa con base en nuestras decisiones y pensamientos, se mantiene ejercitándose de manera constante, pero si en un momento dado se “sobre ejercita” seguramente es que va a fallar, que no te quepa la menor duda, trata de hacer justo lo que puedas, no pierdas tiempo procrastinando, enfócate pero también date tus pausas y por favor los días de descanso son para descansar” destaca, pero quizás desconozca que vivir y emprender significa mucha veces, no tener ni feriados, ni vacaciones, ni fines de semana.

Como consecuencia de esto último, viene el estrés, un mal muy temido: “esto ocurre porque has perdido el control completamente, tus obligaciones superan tus capacidades, tus malos hábitos han mermado de tal forma tu esquema de trabajo que no te permiten hacer las cosas bien y empiezas a ver afectada tu salud física, para esto debes aprender a tomar una pausa y a continuación organizarte” sugiere.

Quiero agregar que la falta de ánimo, también es un limitante importante de la productividad, es muy común que el emprendedor sienta malestar cuando las cosas no van bien. Mucho de la cultura del entrepreneurship tiene que ver con el fracaso, con el ensayo y el error, sin embargo, no todos tienen la presencia de ánimo como para poder sobrellevar los malos momentos y capitalizar la experiencia.

Por último, me permito recomendar una charla TED (El poder del tiempo libre) que puede ayudar a entender a la cultura del ocio como un buen disparador de la productividad y la creatividad. ¡Cuidado!, no se trata de no “hacer nada” sino que hacer otras cosas, en pos de la que la mente y el espíritu se nutran y la productividad, aumente.

Clarisa Herrera
Fuente: Pulso Social

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