España es en estos momentos un país triste, un enorme campo yermo. Pero en esa inmensidad seca y muerta hay algunos espacios vivos, que aportan alegría y esperanza. Uno de ellos es el de las empresas que exportan y se expanden internacionalmente. Otro es el de los start-ups, las nuevas empresas que lanzan emprendedores con ganas y talento que no se sientan a esperar que acabe la crisis sino que se lanzan al ruedo a torear la crisis con inventiva e ilusión.
Y esos emprendedores están necesitados de dinero y consejo, más allá del que le puedan dar los amigos y la familia, y ahí es donde están (estamos) jugando un importantísimo papel unos modernos “Robin Hood” que son los business angels.
Descartada la banca, son los BA, y el apoyo importantísimo de algunas instituciones públicas (¿para cuando un monumento a ENISA?) quienes están consiguiendo que se hagan realidad muchísimos proyectos de empresa. Muchos fracasan, otros se aguantan, y otros ya son una realidad exitosa, que está aflorando lo que yo llamaría los nuevos magnates: inversores y emprendedores que han vendido con importantes plusvalías sus empresas, o las han convertido en empresas my serias, en facturación y creación de puestos de trabajo. Se me ocurren ya muchos casos: Softonic, eDreams, Privalia, LetBonus, y muchas más.
De eso, de la efervescencia del fenómeno del emprendimiento y el papel de los business angels le hablaba hoy a Jordi Goula, periodista del diario La Vanguardia de Barcelona, que publicará dentro de dos domingos un reportaje sobre el tema. Animo a mis lectores a leerlo.