Hacer empresa en Colombia es una tarea titánica. Mis respetos a cada emprendedor, desde los famosos unicornios como Rappi, pasando por los profesionales que se cansaron de ser empleados, hasta miles de tenderos que con sus famiempresas se rebuscan y dinamizan las economías en los entornos locales.
Cada año, el 99% de las empresas que se crean en Colombia son PyMes y éstas, que aportan el 45% del PIB, dejan la piel cada día para convencer a sus proveedores de que les permitan pagarles con paciencia ya que irónicamente a los emprendedores, a las empresas más chicas les toca financiar a las grandes empresas que son sus clientes con facturas que son pagadas en el mejor de los casos a 60 días cuando no pasan de 90 y 120 días en muchos casos.
Emprender es, de por sí, un acto de fe, un corajudo intento por crear riqueza y dinamizar la economía al generar empleos, agregarle valor a la cadena de suministro y entregar bienes y servicios de calidad con competitividad.
En este contexto, ha surgido en los últimos años el concepto de Economía Naranja que se puso de moda con la apuesta del presidente Duque. Lo que muchos ignoran es que aunque la campaña lo puso en la garganta de muchos, Duque y Felipe Buitrago hablaban de eso desde 2013 en los tiempos del BID. Y el tema puede tener su prehistoria en Howkins en 2001 cuando éste habló de ‘Economía Creativa’.
Pero lo importante no es hacer historiografía, sino preguntarnos cómo podemos como territorio, crecer en este contexto y hacer empresas que muevan la economía con productos innovadores y alcance global.
En estos días hay que prestarle atención a convocatorias de organizaciones como Innpulsa Colombia y el MinTIC con más de 7.510 millones de pesos para crear y acelerar emprendimientos en economía naranja, donde las industrias creativas y culturales tengan su cuarto de hora, ojalá con la potencia que ofrecen las tecnologías tanto para sus procesos internos como para ponerse de cara al cliente.
Emprender en color naranja implica identificar atractivos y convertirlos en productos y servicios de interés para segmentos específicos.
Nota: columna publicada originalmente en Vanguardia el día 25 de julio de 2019