A mi sucesor…
Cuando Jack estaba a punto de iniciar la reunión del consejo, uno de los consejeros externos le entregó una copia de la siguiente carta de un padre a su hijo. Jack conserva esta carta en el primer cajón de su escritorio y la lee de vez en cuando.
Querido hijo:
Esta carta pretende informarte de algunos de los problemas y de los sentimientos que van a acompañar tu ingreso en la empresa.
Antes de nada quiero que sepas que vas a trabajar con nosotros porque nuestros directivos creen que tienes las competencias, la experiencia y la formación necesarias para ser un miembro eficaz de nuestro equipo y que puedes contribuir mucho a nuestro desarrollo y éxito futuros. El hecho de que seas además mi hijo es secundario. Pero puede ser a la vez motivo de satisfacción y de problemas para ambos. Aunque no puedo prever todas las posibilidades, te ofrezco a continuación unas directrices que quisiera que tú y yo siguiéramos, si es que aceptas el trabajo:
1. Como empleado e hijo mío, debes esperar cierto resentimiento de otros empleados hasta tanto no confirmes tu valía personal e independiente. No les prestes atención y concéntrate en el conocimiento de la empresa, trabaja intensamente, aporta valor a la empresa y olvídate de que eres mi hijo.
2. Mi estilo de dirección consiste en trabajar en estrecho contacto con mis subordinados directos, procurando ayudar a todos los demás empleados. Espero poder serte útil colaborando en tu aprendizaje y en la resolución de los problemas de tu trabajo. Pero lo haré como lo hago con los demás empleados: guardando las distancias.
3. Habrá gente que trate de utilizarte como mensajero, para hacerme llegar sus ideas o para sacarte información. No participes en este tipo de conversaciones. Quiero que tu aportación a la empresa esté basada en tu trabajo y no en los lazos familiares.
4. Te sugiero que, si quieres que nuestras relaciones sean aún mejores, no me comentes en casa temas que no comentaríamos en la oficina, y menos si se trata de comentarios de pasillo. Por decirlo de otra manera, si estás en tratos con un nuevo cliente y quieres comentarlo en nuestro tiempo libre, no hay inconveniente. Pero no es bueno que tengas una información confidencial que no necesitas o no vas a utilizar en tu trabajo. Esta sugerencia vale también, y sobre todo, para tu mujer. No creo que tu mujer deba hablar conmigo de los problemas de tu trabajo; lo que tiene que hacer en todo caso es animarte a identificar tus problemas y a discutirlos con tu superior inmediato. Sería muy sano que, en temas de la empresa, tu mujer me considere el presidente de la compañía en la que trabajas y que sea tan prudente en nuestras conversaciones como lo sería con el presidente de cualquier otra empresa en la que pudieras trabajar. En compensación yo procuraré tener en cuenta sus intereses y preocupaciones. Se trata de una cuestión crítica para la armonía de la familia y para tu propia autoestima: tus éxitos deben ser el resultado de tu trabajo y de tu capacidad, sin injerencias familiares.
5. Tu ingreso en la compañía no implica obligaciones especiales. Se trata simplemente de ofrecerte una oportunidad que puede acabar siendo un éxito. En todo caso tenemos que estar de acuerdo en lo siguiente:
a) Eres totalmente libre para dejar la empresa si te surge una oportunidad mejor. Tu decisión no afectará a nuestra relación ni a mis sentimientos como padre. Sólo te deseo lo mejor en cada momento.
b) Si nosotros llegamos a la conclusión de que ésta no es la empresa o el trabajo adecuados para ti, porque es pequeña o grande, limitada o anónima, trataremos de encontrarte un trabajo mejor. Espero que esta solución no afecte a nuestra relación ni a tus sentimientos hacia mí.
c) He dirigido esta empresa desde su fundación con el objetivo de obtener el máximo beneficio a largo plazo para sus accionistas y pienso seguir haciéndolo así aunque desaparezcan los accionistas externos. Esto significa que me considero libre para sacar la compañía a Bolsa o para venderla. No tengo planes para hacerlo en este momento pero puedo tenerlos en el futuro. Te pido que reconozcas mi derecho a hacerlo y que entiendas que, como hijo mío, tienes derecho a heredar una parte de mi patrimonio pero no la empresa.
d) Tras ingresar en la compañía espero que trabajes con intensidad, implicándote y comprometiéndote personalmente, dedicando todos tus conocimientos y competencias a la realización de las metas de la compañía. En la medida en que lo hagas, habrás colmado las expectativas que he puesto en ti. Hoy me siento orgulloso de ti como espero estarlo en el futuro. Esto es lo que espero de ti y no quiero que pienses que tienes que esforzarte por conseguir lo que no espero de ti. Por ejemplo, yo no te exijo que te conviertas en un gran empresario o que seas el próximo presidente de la compañía. Si ocurre así, así será. Pero mi cariño y mi respeto hacia ti no están basados en estas metas.
e) No puedo prever la situación en la que quedaréis tú y tu hermana, y vuestras respectivas familias, en un futuro. No sería prudente por mi parte establecer desde ahora una serie de normas básicas relativas a vuestras relaciones y a vuestra situación económica. Pero ten en cuenta que algún día puedo fijar estas normas, con el objetivo de establecer un reparto equitativo de los beneficios de la empresa, si es que sigue siendo nuestra. En el caso de que tu hermana no participe activamente en la compañía y tú lo hagas, me ocuparé de proteger sus intereses. Estoy muy interesado en establecer una estructura que evite la aparición de conflictos familiares cuando yo falte. A ti te pido que aceptes de antemano mis deseos de ese momento.
6. En los casos en que tengas que comentar algún asunto personal relacionado con tu trabajo en la empresa, Walter y George se encargarán de atenderte.
7. Como miembro del equipo directivo, tendrás acceso a los planes confidenciales y a los secretos industriales de la compañía. En tanto que hijo mío puede que recibas ofertas de empresas de la competencia o propuestas de colaboración de empresas que podrían competir con nosotros. Yo te pido que, puesto que vas a entrar a trabajar con nosotros, rechaces tales propuestas.
Las ideas incluidas en esta carta, que al mismo tiempo es una propuesta de acuerdo, pretenden evitar algunos de los problemas que pueden aparecer cuando varios familiares trabajan juntos en la misma empresa. El documento es largo y detallado, lo que no significa que esté preocupado por el éxito de nuestra colaboración. Estoy convencido de que todo saldrá bien y, como directivo, me hace ilusión poder observar a una persona joven aprendiendo a tomar decisiones y aportar valor a la compañía. Como padre, mi ilusión es aún mayor.
Si estás de acuerdo con las ideas y términos de esta carta, te agradecería que me devuelvas una copia firmada como prueba de aceptación de tu empleo.
Con mis mejores deseos,
Tu padre
Fuente : Material de la Cátedra de Empresa Familiar de la Universidad de Valencia, Venezuela
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