Revista Coaching

Empresa Familiar: Instrumentos para la continuidad

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Leonardo J. Glikinpor  Dr. Leonardo J. Glikin

Cuando subimos a un avión, antes de emprender vuelo, nos explican dónde están las salidas de emergencia, cuáles son los implementos de seguridad que se han pensado, que va a bajar una mascarilla con oxígeno en caso de que el avión se despresurice. En fin, una serie de pautas que nos permiten imaginar que todo está bajo control.

Ser empresario, manejar una empresa, tiene tantos riesgos como un viaje en avión. ¿Tomamos nosotros los mismos recaudos? ¿Planificamos el desarrollo de la empresa con toda la seriedad y cuidado que el tema merece? ¿O nos limitamos a un plan de negocios, uno de marketing y otro de ventas? Pocas veces, es verdad, nos animamos a encarar una Planificación Patrimonial a fondo, en la que pongamos en juego nuestra creatividad, para imaginar:

+ mecanismos para proteger a la empresa frente a contingencias personales o familiares.
+ mecanismos de resolución de conflictos entre socios o entre algún socio y su familia (por ejemplo, en caso de divorcio).
+ mecanismos para que toda la riqueza que implica el hecho de que una empresa existe se pueda mantener y continuar a lo largo del tiempo.
+ Muchas veces nos dicen que ciertas medidas no se pueden tomar en la Argentina porque nuestra economía es tan cambiante que, como decía Fontanarrosa en uno de sus cuentos inmortales, “uno nunca sabe”.

Sin embargo, uno sí sabe. Sabe, por ejemplo, que el hecho de que -en un momento determinado- la economía esté en auge no significa que vaya a estarlo por siempre. Que así como hoy estamos leyendo este artículo y dirigiendo una empresa, en algún momento, tendrán que hacerse cargo de ella las próximas generaciones. O habrá que venderla o tendrá que quedar en manos de algún socio.

+ Cuanto menos cuestiones importantes dejemos libradas al azar, más posibilidades tendremos de una vida feliz y tranquila. Y, justamente, podremos dedicarnos a producir y a gozar del tiempo libre sin que la sombra de una preocupación insoluble nos amargue la existencia.

Ser Empresario

Desde hace años, una serie de mecanismos novedosos empezaron a ponerse en auge (con mucha fuerza en Estados Unidos, Francia, Alemania, España) y hoy están siendo usados cada vez con más frecuencia por los empresarios argentinos. Genéricamente, los llamamos instrumentos para la continuidad empresaria.

Son mecanismos que permiten prevenir conflictos y prever el futuro de la mejor manera sobre la base del conocimiento que cada uno tiene de su empresa y de su familia y poniendo en juego el deseo de continuidad, de permanencia, de trascendencia que hace a los fundamentos más íntimos del hecho de ser empresario.
Porque ser empresario no es comprar y vender o fabricar un producto determinado y luego despreocuparse de las consecuencias. Ser empresario significa, fundamentalmente, estar atento a la criatura que se crea, a esa organización maravillosa que es la empresa y cuya salud y vigencia conciernen a cada una de las personas que la componen.

Ser empresario es imaginar la trascendencia más allá del propio tiempo vital y de las propias ganas (o necesidad) de trabajar. Ser empresario es, en definitiva, darle estructura a un sueño y a una pasión.

Instrumentos para la continuidad

+Que la empresa sobreviva a las circunstancias personales de sus actuales propietarios (muerte, incapacidad, etc).
+Que la muerte o incapacidad de un propietario no afecte a la empresa.
+Que el patrimonio del socio fallecido resulte de fácil acceso para su familia.
+Que el gerenciamiento futuro no se base en derechos hereditarios.
+Que se eviten conflictos entre los socios y/o sus herederos.

Hay diferentes instrumentos aplicables a estos objetivos y todavía hoy se discute si todos ellos pueden ser válidos en un país de estructuras legales muy rígidas como es Argentina.
Sin duda, todo lo que se decida hacer en este sentido tiene que contemplar un profundo análisis legal para evitar que, por desconocimiento de las leyes, se terminen redactando instrumentos que, finalmente, resulten inaplicables.

Sin embargo, al respecto hay dos puntos fundamentales:

1.- En la Argentina, es común escuchar a un profesional que desconoce un tema determinado decir “esto no se puede hacer”. Pero no es frecuente verlo estudiar ese tema profundamente para encontrarle la vuelta posible.

2.- La clave, en definitiva, va a estar en el nivel de aceptación o de conflictividad que exista entre las personas involucradas. Si el grupo familiar colabora, será posible implementar los instrumentos legales desde una perspectiva. Si, por el contrario, hay miembros díscolos o con una conducta peligrosa, la estrategia va a tener que ser diametralmente distinta.

Si bien hay muchos instrumentos aplicables para lograr la continuidad empresaria, los principales son: el Protocolo o Constitución familiar y el Convenio de compraventa empresaria, además de otros mecanismos legales de indivisión patrimonial (como el derecho del cónyuge sobreviviente a mantener indivisa una empresa por el plazo de diez años o los mecanismos de sindicación de acciones).

El Protocolo familiar es un instrumento con valor moral y legal que permite a las actuales generaciones familiares establecer acuerdos duraderos para las decisiones trascendentes en la empresa y la/s familia/s propietaria/s.

Por su parte, el Convenio de Compraventa Empresaria (o Buy and Sell Agreement) es un acuerdo entre los socios para que, al fallecimiento o incapacidad de alguno de ellos, la empresa continúe en cabeza de los socios sobrevivientes o lúcidos y la familia del socio fallecido reciba un fondo de inversión acumulado o el beneficio de un seguro de vida.
En ambos casos, lo que se logra es la tranquilidad de saber que el futuro está previsto y que el sueño continúe y no se haga trizas frente al primer conflicto.

Autor: Dr. Leonardo J. Glikin, abogado consultor en Planificación en Empresa y Familia


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