Empresarios de España

La crisis ha servido, además de para enriquecerles, para desatar la lengua de nuestros ya de por sí grotescos empresarios, quienes no contentos con tener una reforma laboral hecha a su medida, cercenando derechos a los trabajadores de un plumazo y permitiendo prácticamente cualquier cosa a las empresas, incluso no pagar a sus empleados, han creído conveniente además insultar, despreciar, ofender y menospreciar a todos aquellos ciudadanos que tienen la desgraciada necesidad de trabajar para ellos.

En efecto, a lo largo de todos estos años de penuria para el ciudadano medio hemos tenido que soportar todo tipo de faltas de respeto por parte de estos grandes y distinguidos hombres, auténtico motor de esta  España ejemplar.

Una de las que ha cogido el gusto por el desprecio a la clase trabajadora es Monica Oriol, presidenta del Círculo de empresarios de Madrid e implicada en el caso Madrid Arena. Esta sujeta ha empezado tarde en esto de la incontinencia verbal , pero parece haberle cogido el gusto. A su ya célebre defensa del contrato especial  con salario por debajo del  SMI para “personas que no valen para nada”, se une ahora la declaración de que ella no contrata mujerer en edad fértil, que luego se quedan embarazadas y ahí te encuentras con el “problema”. Y eso lo dice una mujer con 6 problemas.

Por supuesto antes que ella ha habido más prohombres que han guido a los desorientados ciudadanos españoles por la senda del progreso y bienestar laboral. Quién no recuerda las declaraciones de Díaz Ferrán, uno de los empresarios modélicos, ex de viajes Marsans –en quiebra- y anterior presidente de la CEOE, condenado por blanqueo de dinero y evasión de capital, en la que nos daba la receta mágica para acabar con la crisis: “trabajar más y cobrar menos”.  O el viajero José Luis Feito, también de la CEOE, que propuso penalizar a las personas en paro que rechacen un puesto de trabajo, “aunque sea en Laponia”, a lo que más tarde, con motivo de la críticas recibidas, añadió que en Laponia nació Papá Noel y era un sitio muy bonito con trabajos intensos de temporada muy bien remunerados.

José de la Cavada, otro de esos empresarios peculiares, un tipo condenado a una multa por trato humillante a sus empleados, aludiendo a los días que concede el estatuto de los trabajadores a un empleado por defunción de un familiar, cuatro días, se lamentaba porque sobraban ya que “a un funeral se va en coche, no en diligencia”

Y si los miembros de la CEOE son así, el presidente de todos los empresarios, Juan Rosell, no podía desmerecer. A su defensa de las centrales nucleares, cosa que ya da una idea de la apuesta de futuro que tiene esta gente, cuando en el mundo se están intentando extender las renovables, se une también el ataque sistemático de los parados, que según estos energúmenos no deben de tener suficiente desgracia ya con el desempleo, que se ven obligados a oír lo que vomitan estos impresentables. Rosell decía que como el subsidio dura 24 meses, la gente encuentra trabajo milagrosamente cuando falta un mes o dos para agotar el subsidio; o “a quien se apunte al paro porque sí, habrá que decirle que no”, olvidando que el subsidio por desempleo se lo paga el trabajador con su dinero, descontando de la nómina la cantidad estipulada para ese fin.

Y así podríamos continuar con otros empresarios, que hay unos cuantos pero llega un momento en que uno ya se cansa de recibir insultos y faltas de respeto y ver cómo muchos de estos mismos que atacan y menosprecian a los trabajadores y parados, están imputados o condenados por delitos de fraude fiscal, a la seguridad social, evasión de capitales, blanqueo de dinero, etc. Por ello desde aquí queremos decirles a estos sinvergüenzas que no aceptamos ni sus consejos ni sus quejas y si tan buenas les parecen sus propuestas que prediquen con el ejemplo, a ver que les parecen luego.