La Laguna, El casco de La Laguna fue analizado ayer como un caso de laboratorio en el que se mezclaron el comercio, la rehabilitación del patrimonio histórico y una política de repoblación de la ciudad para dar con "un modelo de éxito que queremos exportar", aseguró el director general de Comercio de Canarias, Gustavo Matos, ante una delegación del Ministerio de Comercio de Marruecos y de las comunas de la zona de Sou-Massa-Drâa, con las que Canarias mantiene el programa de intercambio Adecot Plus.
Para explicarle a las autoridades e inversores marroquíes cómo se ha fraguado esta zona comercial y los desafíos a los que se enfrentan para que lo tengan en cuenta en el desarrollo de las áreas comerciales de su país, el Gobierno canario invitó a cuatro gestores locales a dar su opinión: el gerente del Organismo Autónomo de Música, Tomás López-Perea; el director del Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (Cicop), Miguel Ángel Matrán; el presidente de la asociación de comerciantes del casco (Alapyme), Víctor Núñez; y el dueño del restaurante El Silbo Gomero, el cocinero Braulio Simancas.
La uniformidad que impone la "colonización" de las franquicias en los centros históricos, el salto al vacío que supuso la peatonalización del casco y la falta de formación del personal de los comercios fueron algunos de los temas que abordaron los ponentes en el desayuno celebrado en el Teatro Leal.
El primero en intervenir fue Víctor Núñez. Al hablar de los retos, el presidente de Alapyme se mostró contrario a la instalación de franquicias. Dijo que son "un cáncer para los centros históricos" al "fagocitar" al pequeño comercio para "imponer una oferta uniforme igual a la de Buenos Aires o Nueva York". Además, censuró el efecto social y económico que tiene este tipo de negocios al apuntar que "son capaces de acabar con toda una clase social compuesta por familias de clase media que tienen su propio comercio y con el empleo estable que estas pymes ofrecen". "Las multinacionales buscan dependientes a los que imponer una línea de pensamiento único", añadió. Para el empresario, "construir una zona comercial sin nada exótico ni novedoso que ofrecer a los turistas es un suicidio económico".
Gustavo Matos matizó que "las zonas comerciales abiertas necesitan franquicias como Zara, que son locomotoras que atraen mucho público", aunque aclaró que para que los pequeños comercios puedan competir "tenemos que mantener unos límites de horarios y días de apertura".
Por su parte, el gerente del Organismo de Música de La Laguna, Tomás López-Perea, reconoció que después de haber vivido en Tokio le sorprende "ver que los domingos, cuando hay más tiempo para comprar, los negocios están cerrados". Respecto a la importancia de llevar la cultura a la calle para dinamizar una zona comercial, señaló que "la clave es generar sinergías".
"Tenemos muy en cuenta el horario y el género musical que programamos para atraer público de la Isla y turistas", dijo al mencionar ejemplos como la Noche en Blanco o el Festival de Jazz. Sin embargo, aclaró que "jamás organizaría un festival de reggaeton o transmetal en el casco porque su público no es muy consumidor".
Para el cocinero Braulio Simancas la gastronomía es el punto débil de La Laguna. En este y otros enclaves turísticos, dijo, "cualquiera cree que puede abrir una tasca y que los turistas van a ir porque son bobos". En su opinión, "la falta de formación hace que no haya calidad en los locales". Simancas criticó que ni siquiera se tengan las cartas en otros idiomas y que la oferta sea "más de lo mismo".
Por último, el director del Cicop, Miguel Ángel Matrán, alertó sobre el peligro de creer que "el patrimonio es un gasto y no una fuente de recursos" y alentó a las autoridades a crear un consorcio para gestionar el centro histórico junto a los agentes sociales. Tras visitar el casco lagunero, la delegación marroquí recorrió las zonas comerciales de Santiago del Teide y Arona, y hoy irá a Candelaria.
Fuente: laopinion