¿Despedir o esperar? Ese es el dilema que tienen algunas empresas que, ante la mala situación que atraviesan, se plantean no agotar los seis meses en los que no deben despedir a trabajadores, a los que han aplicado un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) por fuerza mayor y devolver las bonificaciones.
Cada vez más empresarios rechazan por necesidad acogerse a esta figura, convertida en herramienta clave del Gobierno para salvar nuestro tejido laboral.
Las empresas están al límite y ya no les compensa tener bonificaciones fiscales si no pueden despedir. Las que ahora están en ERTE valoran devolver las ayudas y reducir ya la plantilla.
El comienzo de los ERTE
Han pasado muchos meses desde los primeros ERTE en marzo, y tras la segunda ola tras el verano, los empresarios no confían en los meses venideros. Con lo cual, han hecho cálculos y parece que lo tienen claro: prefieren pagar la cotización completa de sus empleados en un ERTE convencional y tener la facilidad de despedirlos cuando lo consideren necesario. Se espera tal catástrofe económica en los próximos meses que ninguna empresa quiere tener ataduras a la hora de ejecutar despidos individuales o colectivos.
Este fenómeno desmonta la medida estrella de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, para afrontar la pandemia. Si los empresarios devuelven las bonificaciones, o esperan a terminar los seis meses de cotización reducida para acto seguido despedir, ya que los ERTE especiales no han sido demasiado efectivos.
Las gestorías también están siendo testigo de este nuevo fenómeno. Reciben muchas consultas sobre qué sería más adecuado, si continuar con el ERTE o devolver las bonificaciones.
Estas decisiones no son más que el resultado de meses y meses de pérdidas, además, de un futuro a corto plazo poco prometedor.
No hay dinero y no quieren estar condicionados seis u ocho meses sufragando nóminas sin ningún futuro. Un 80% de las pymes están a un paso del cierre. Se prevé que en un margen de dos o tres meses se den despidos masivos y muchas empresas en quiebra.
Restricciones horarias
Hemos pasado estos meses teniendo la esperanza de que pronto se fuera a recuperar el mercado, y ese ha sido el principal error. No esperábamos que esta crisis económica fuese tan grave y duradera. Nos hemos quedado sin la mayoría de las fiestas y eventos que dan de comer a tantas familias, como Semana Santa, ferias, festivales, etc. Además el pequeño comercio está sufriendo mucho por las restricciones horarias impuestas.
Estamos a finales de noviembre, en mitad de medidas restrictivas, toques de queda y confinamientos por todo el país. Es realmente imposible que las empresas recuperen ganancias en esta campaña de Navidad.
Quizá este es el momento oportuno para que el Gobierno se replantee el sistema de ayudas para las empresas y los trabajadores afectados por la pandemia, ya que, claramente, los ERTEs no son viables para los crudos tiempos que nos esperan.