Revista América Latina
Posted on 1 junio, 2012 by juanmartorano
Edgar Meléndez*
Las contrataciones colectivas, más correctamente convenciones colectivas, corresponden a un derecho de los trabajadores y trabajadoras ganado en duras jornadas de lucha (los explotadores jamás han regalado nada a los explotados).
Siendo esto un derecho, es un deber de la clase obrera y de todos los trabajadores y trabajadoras exigir su discusión al patrono cuando las mismas están vencidas, de allí que sería no solo un desatino sino una verdadera inconsecuencia de parte de quienes militamos en organizaciones clasistas revolucionarias, como el Partido Comunista, no acompañar estas exigencias.
Pero eso sí, quienes estamos siendo formados como cuadros políticos revolucionarios en la teoría del marxismo leninismo comprendmos que la política es un acto sumamente subjetivo en el que las cosas no son siempre “blanco o negro” y hay que aprender a sumergirse en ellas.
Actualmente todas las empresas básicas de Guayana tienen vencidas las convenciones colectivas y es totalmente pertinente el llamado, la movilización y la exigencia para el inicio de la discusión de estos contratos; sin embargo, por lo mismo que señalábamos arriba sobre la política, este llamado cobra plena legitimidad y justeza cuando es realizado por los sectores clasistas revolucionarios y no por la derecha oposicionista, que durante tanto tiempo escamoteó los derechos políticos y económicos de los trabajadores y trabajadoras, ni tampoco por los sectores reformistas que han conspirado contra empresas de todo el pueblo, con el cinismo de hacerlo a nombre de la revolución, por defender sus intereses particulares.
El hecho concreto de la necesidad de discutir las convenciones colectivas dónde sea que ellas estén vencidas, viene siendo utilizado en Guayana por sectores que han demostrado que sus prácticas no tienen nada que ver con el sindicalismo clasista y que se comportan en espacios de poder que han logrado gracias al proceso bolivariano, peor que los partidos políticos y personalidades de la cuarta república y en Guayana sobran casos que enumerar.
Los sectores que se vienen arrogando el “derecho exclusivo” de exigir las discusiones de los contratos colectivos, y lo decimos así porque ya nos imaginamos su chantaje con acusaciones de contrarrevolucionarios a quienes “tranquen” la ciudad por esto a lo cual a ellos si les asiste el “privilegio” en su marcha contra el Ministro Menéndez, son los mismos que enfilan baterías sobre la posibilidad del surgimiento del Control Obrero, atacan al Plan Guayana Socialista, que es un lineamiento del Presidente Chávez, como si de la MUD se tratase, han cerrado empresas públicas (no precisamente por posiciones clasistas) y tienen una práctica muy alejada de la solidaridad, fraternidad, respeto y altura que corresponde a un debate político entre hermanos de clase.
De allí que el llamado es a no rehuir al debate, a presentar con profundidad política y certero tino la razón histórica que acompaña al verdadero planteamiento clasista que desde múltiples sectores se ha presentando al país desde Guayana siempre con la visión estratégica puesta en la defensa y profundización del proceso bolivariano desde la autonomía de clase.
En algo parece haber coincidencia, al menos desde los sectores que apoyamos al Presidente Chávez sobre las distintas visiones que se esgrimen hoy en torno a las empresas básicas de Guayana, y es la urgencia del debate sobre el Control Obrero, el Plan Guayan Socialista, el avance de un nuevo modelo productivo y de gestión, entre otros temas y ese debate debe ser bandera del Movimiento Obrero y Sindical Clasista.
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Militante del PCV
@edgarmelendez79
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