Emu-bits: Kid Chameleon

¿Truco o trato? Las tradiciones se transfieren de cultura a cultura, las costumbres se modifican convirtiéndose en algo totalmente nuevo. Una de ellas, la que surge de la pregunta, es esa manía que tiene mucha gente en buscar una excusa para desinhibirse y poder disfrazarse de algo o alguien. Por un día todos dejan volar su imaginación e intentan adoptar roles distintos a los que habitualmente la vida les subyuga.

Wildside – el lado salvaje – era una recreativa con una habilidad especial, tenía la extraña capacidad de atrapar al jugador en su interior y hacerlo protagonista de las aventuras y desventuras que allí acontecían. Casey, el cual se hace llamar a sí mismo Kid Chameleon, será al igual que muchos otros niños raptados por Heady Metal la IA del enemigo final de dicha máquina. Así que Kid se encontrará dentro de un mundo ilógico de 135 niveles donde la continuidad es un concepto surrealista entre lo discontinuo y lo retorcido.

Sega, en la época de Megadrive, quería ofrecer un título sumamente original. Para ello contaron con uno de los factores más atrayentes en aquella época. La variedad, para comprender este concepto deberíamos remontarnos a los años 1992 cuando Super Nintendo reinaba en cuanto a consolas domésticas y Super Mario World ofrecia una jugabilidad exageradamente superior a la de su sucesor.

Kid Chameleon no era un juego corriente, de hecho y tal como se apuntaba anteriormente tenía un total de 135 niveles de los cuales 32 eran secretos. A parte cada nivel tenía su dificultad y lo que más llamaba la atención la extrema dificultad de alguna de ellas. Más si anotamos que en ningún momento se nos daba la posibilidad de guardar partida u ofrecer un “password code” para retomar nuestros avances en cualquier otro momento.

Una partida, una oportunidad, eso sí, una cantidad considerable de vidas y “continues” que se iban adquiriendo a medida que el juego avanzaba. Todo ello adornado por el máximo atractivo del título, los disfraces. Y es que Kid Chameleon como indica su nombre, podía mutar y adoptar cualquiera de las 9 máscaras que irán apareciendo durante las múltiples pantallas.

Cada una con una habilidad, así que empezando desde nuestra apariencia normal, como Kid Chameleon y pasando por Caballero de Hierro, Ninja, Berzeker, Jason (Viernes 13), Juggernaut, Mosca, Cíclope, Tornado y Patinador deberemos acometer las diferentes pantallas teniendo en cuanta que éstas sugerían múltiples caminos y que algunos conducían a mundos más alejados del final. Un plataformas, un “pasa pantalla” con scroll horizontal, pero con algo distinto que lo hacía altamente adictivo. Ya que la sensación de que cada partida era única y eterna provocó que muchos se empecinaran en conseguir pasarse el título del tirón. 16 bits destilando armonía en algo próximo a la paranoia y a la osadía.

Un desafío, algo que atentaba contra el orgullo de aquellos intrépidos que por salvaguardar el amor propio buscaron la forma más directa de llegar al enemigo final, con algunas oportunidades de éxito. Ya que la muerte mermaba poco a poco el subconsciente hasta “creer” que todo aquello era una auténtica pesadilla. Kid Chameleon un título sin igual, con pocos parangones en su época que a pesar de todo dejó un buen sabor de boca a aquellos “locos” que se aventuraron en él lo suficiente como para valorarlo en su justa medida.

Sega, 28 de Mayo de 1992, Megadrive