Por Luis Herasme.
Los gobiernos que hemos tenido en República Dominicana, exceptuando el del profesor Juan Bosch, han carecido de la visión y de fuerza de voluntad para caminar en apego a los intereses del pueblo.
En el fervor de la última campaña electoral, escuchamos discursos brillantes y sin desperdicios. Equidad. Redistribución equitativa de las riquezas. Cambio de modelo económico a partir de la pequeña y mediana empresa. Vigorización del poder adquisitivo del pueblo. Brasil es buen ejemplo. Que patatín, que patatán.
Tras un año de mandato, las esperanzas vendidas se esfuman a ritmo vertiginoso. Hay ya desencantos. Los caminos parecían diferentes, pero conducen al mismo punto. Dudas crecientes. La alta clase empresarial ahora aplaude al presidente, quien la llama a una alianza estratégica y de paso le ha dado el poder para que revise el Código de Trabajo, sin la sombra de los trabajadores. No hay redención de los oprimidos.
Vamos muy mal, Señor Presidente.
Editado en Neiba, Cabecera de la Provincia Bahoruco, República Dominicana.
Revista Sociedad
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