![En alimentación, las tasas no resuelven pero ayudan. En alimentación, las tasas no resuelven pero ayudan.](http://m1.paperblog.com/i/315/3159363/alimentacion-tasas-no-resuelven-ayudan-L-axfORf.png)
El debate de poner impuestos u ofrecer ayudas para evitar/estimular el consumo de algunos alimentos o bebidas en detrimento de otros viene de largo y para mi es un tema recurrente que suelo visitar periódicamente basta recordar las reflexiones que dejé en otras entradas de este blog, como por ejemplo: Un poco de azúcar ya empieza a ser demasiado o El peso ligero del impuesto más dulce, en el caso de los azúcares.
Hoy lo vuelvo a recoger motivado por un informe publicado hace apenas un mes de OMS Europa, el cual nos resume experiencias y modelos de práctica en este sentido: Using price policies to promote healthier diets (2015). Sus conclusiones son claras: esta medidas son factibles, pueden influir en los patrones de consumo y de compra (en algunos casos), se ha podido identificar impactos medibles derivados en los hábitos alimentarios y de salud, y además, podrían generar ingresos revertibles en prevención y la salud pública. De interesante lectura, os resumo las experiencias de las que habla y que en el texto se desarrollan con mayor profundidad:
![En alimentación, las tasas no resuelven pero ayudan. En alimentación, las tasas no resuelven pero ayudan.](http://m1.paperblog.com/i/315/3159363/alimentacion-tasas-no-resuelven-ayudan-L-OhIC4J.png)
Finlandia: Un impuesto sobre los dulces, helados (0,95 € por kg) y refrescos con azúcar (0,22 € por litro). Resultado: disminución reportada en el consumo de dulces y refrescos en 2011 y 2014, pero no hay una evaluación formal para inferir la causalidad.
Francia: Un impuesto (aproximadamente € 0,07 por litro) sobre todas las bebidas no alcohólicas con azúcar o edulcorantes añadido que grava desde 2012 a los fabricantes franceses, importadores y establecimientos de comida de bebidas con adición de azúcar o edulcorantes, incluyendo refrescos, bebidas de frutas, aguas saborizadas y bebidas "light". Resultado: produjo una caída inmediata de las ventas de estos productos tras la introducción del impuesto. Hungría: Un impuesto sobre las bebidas endulzadas con azúcar, bebidas energéticas (con metilxantinas o taurina), productos de confitería, galletas saladas, condimentos, alcohol con alto contenido en azúcar y mermeladas de frutas y helados, que grava a tasas diferentes desde 2011. Resultados: se observó la reducción del consumo y la reformulación de los productos en cuestión.
Unión Europea: Un plan de ayudas para proporcionar frutas y verduras para los niños en las escuelas, financiado por la UE con contribuciones nacionales, privadas y de los padres. El plan llega a más de 8 millones de niños en más de 54 000 escuelas en 25 países participantes. En 2010/2011, la UE gastó 55,4 millones de euros (de los 90 millones de euros asignado al plan), junto a los padres y la cofinanciación privada fue de 44,5 M €, con lo que el gasto total estuvo ligeramente por debajo de 100 millones de euros. Resultados: se observó un aumento del consumo de frutas y verduras a corto plazo. El consumo y los impactos en la salud a largo plazo aún no se han podido determinar.
Pero escribiendo esta entrada encuentro otro punto de vista sobre las tasas realizado por una potente organización de consumidores. La revista OCU-Salud se plantea este mes la siguiente pregunta: Impuestos a la grasa y el azúcar ¿Quién se privaría por unos céntimos? En sus conclusiones, la Organización de Consumidores y Usuarios, argumenta que penalizar grasa y azúcar como medida a secas, les "parece una medida inútil" y se adhieren a la opinión de aquellos que consideramos que la lucha contra la obesidad requiere un abordaje múltiple y adaptado a cada población. Me parece muy interesante conocer la opinión sobre este tema de los ciudadanos en tanto son consumidores activos (que es como considero a los asociados de OCU). Además su estudio nos desvela que:
- el 87% de los consumidores creen que los impuestos de los productos saludables deberían ser mas bajos y los de los poco saludables más altos
- el 72% cree que debería subvencionarse el precio de la fruta y la verdura para aumentar su consumo
- el 71% manifiesta que compraría productos saludables mas a menudo si su precio fuera menor
![En alimentación, las tasas no resuelven pero ayudan. En alimentación, las tasas no resuelven pero ayudan.](http://m1.paperblog.com/i/315/3159363/alimentacion-tasas-no-resuelven-ayudan-L-Qu5LeB.png)
- un 30% de los entrevistados manifiesta que un impuesto especial sobre los alimentos no saludables cambiaría sus compras
- un 29% dejaría de comprar alimentos poco saludables si se les subiera el precio un 40%
Lo dicho la modulación de precios no es "la" medida definitiva pero junto a una adecuada educación, información nutricional supone, si se complementan las tasas con ayudas a productos saludables, un ambiente de elección asequible a la ciudadanía que quiere poner salud en su plato independientemente de su nivel adquisitivo.