Con poco, pero con toda la fuerza de voluntad, empleados y peones de estancia se suman a los trabajos para poder controlar los incendios de Junín de los Andes que ya consumieron más de 2.000 hectáreas.
Con sólo una pala y alpargatas, un joven de una estancia se presentó esta mañana para ayudar a los brigadistas a combatir el fuego, al igual que otra decena de empleados que intentan impedir el avance de las llamas. El precario calzado le jugó una mala pasada ya que no soportó el calor y le provocó heridas en sus pies.
Gustavo Merino, enfermero del hospital de Junín de los Andes, contó que el joven sufrió quemaduras en los pies. Además, debieron asistir a varias personas con irritaciones en los ojos.
"Es un administrativo de una estancia que no tenía calzado adecuado y por eso, se quemó con las cenizas toda la planta del pie", indicó el enfermero. Junto a él también están presentes otros voluntarios que se acercaron al lugar para dar una mano al trabajo de los bomberos.
"Ayer tuvimos gente con lavado de ojos por irritación. En ese caso, colocamos gotitas para el dolor y corticoides hasta que se les pasa el ardor. Es en lo que más se está trabajando", agregó.
Entre las tareas, las personas colaboran en llevar en cuatriciclos combustible y asistencia de todo tipo a los cerca de 150 brigadistas que están montaña arriba.