Y fue hace un año. Un año de ausencia, de echarte de menos, de buscar tu bitácora, de faltar el respiro de tu pluma, hace un año que te echaron de la vida, que te llevó el destino. Que nos dejaron huérfanos.
Hay quien piensa que la blogosfera es un mundo ficticio, que los lazos de unión son débiles, que no es posible la verdadera amistad a distancia. Se equivocan. Hoy muchos de nosotros tenemos amigos en la blogosfera, conocidos o por conocer, pero auténticos. Tú no sólo fuiste un ejemplo como periodista, leerte era una delicia, además fuiste uno de ellos.
Hacía poco que tu hermano Javier Ortiz se había ido, y tu ya estabas enfermo. Con los altibajos que esa miserable enfermedad da, tuviste momentos en los que te encontrabas bien, optimista. Hablé contigo por teléfono en varias ocasiones y te sentías alegre, pero realista, sabiendo lo que te venía. Lo que ni tú ni nosotros pensamos, es que te llegara el fin tan rápido.
No nos diste tiempo para conocerte personalmente, Freia y yo habíamos previsto ir a verte, y no tuvimos ocasión. Se nos adelantó el destino. Y bien que lo hemos lamentado.
Cercano, libre, crítico con todo y con todos, auténtico, conocedor del mundo, periodista de raza, poeta aficionado, poco amante de requiebros, siempre sincero. Recuerdo con la claridad que veías las cosas. Con esa clarividencia que te sobraba, cuando todavía nadie se atrevía, tú acusaste a Matas de corrupción. No tenías pelos en la lengua, nada te impedía decir lo que pensabas. Un maestro en lo que decías y en cómo lo decías.
Los que conocíamos tu bitácora, buscábamos tu entrada nueva con expectación. No puedo olvidar cómo defendías tus convicciones, sin contemplaciones, con contundencia. Y como atacabas al poder, ese enemigo cruel contra el que te rebelabas.
Tu vida fue corta, desgraciadamente, pero intensa, viviste a tope, y cuando más lo necesitabas encontraste a Lola, que te dio estabilidad y seguridad. Hoy estarías contento, la Real ha vuelto a primera y tu San Sebastián todavía lo está celebrando.
A menudo, vuelvo a tus apuntes y releo alguna de tus entrada. Y entonces me doy cuenta de mis limitaciones y de tu grandeza. La precisión de tus palabras y la concisión con que expresabas tus ideas eran inigualables.
Te gustaba la blogosfera, eras el único profesional del periodismo que en su perfil, además de periodista, presumía de bloguero.
Un año hace que se queda en el aire, sin respuesta, esa pregunta que muchos de tus lectores nos hacíamos: ¿Qué pensará de esto Manuel Ortiz?
Después de este tiempo. ¿Qué quieres que te diga? Todavía siento tu ausencia. Sólo me queda mirar al cielo, buscando las aves migratorias e intentar emular, con poco éxito, esos apuntes de bolsillo.
Salud y República
P.D. Escribe con mucho sentimiento y mejor sobre este aniversario, mi querida Freia.