Facebok se ha convertido en un elemento imprescindible en los último años. No hace tanto que está en nosotros. Nació en el campus de Hardvard como un espacio en el que los estudiantes podrían compartir mensajes y fotos. De ahí se expandió a otros campus norteamericanos y después se abrió a cualquier internauta con una cuenta de correo electrónico. El resto es historia, aunque merece la pena recordar que esa historia se sobredimensiona en 2007, cuando una serie de usuarios, de manera altruista, ayuda a realizar las traducciones a numerosos idiomas, punto de inflexión para entender el alcance que tiene hoy en día, con más de mil millones de usuarios registrados.
Así se establece un binomio de difícil equilibrio entre lo privado y lo público, entre lo oculto y los desvelado. Los contenidos que coloquemos en esta red, o en cualquier otro espacio digital, formarán parte del dominio público desde el mismo momento en que haya salido de nuestro ordenador. Sin embargo, es complicado saber a priori cuál es la fórmula para hallar el "éxito" en el ciberespacio. Entre un océano de datos, la gota de agua que pueda ser un perfil o una página de un proyecto, empresa o entidad, tienen innumerables más opciones de pasar de desapercibidos que de convertirse en un fenómeno viral. Y este quizá sea el reto de los community managers, profesión surgida en la órbita de las redes que busca popularizar y cuidar la imagen de empresas o personalidades en el escenario digital.
Sin embargo, esta semana nos ha llamado la atención la aparición de dos noticias que se han convertido en fenómeno viral de manera inexplicable, pues por su contenido no deberían haber trascendido más allá del entorno próximo de sus creadores pero que sin embargo han disparado su popularidad y alcance ¿Qué es lo que hace que una publicación en un muro de un usuario de repente cope la red?¿Es una acción fortuita o es la punta del iceberg de una campaña publicitaria? Y lo más llamativo de todo, no sólo es que las noticias se propaguen a gran velocidad por la netsfera, sino que ocupen las portadas de los medios tradicionales.
El primer caso es el de una joven rusa de 29 años, Elena Komleva, que publicó en su muro que buscaba a alguien que la dejará embarazada, y que sería su madre la encargada de seleccionar al semental más adecuado para la tarea. “Si eres joven, fuerte y saludable, escríbeme un mensaje. Mi madre será la encargada de seleccionar a los candidatos y anunciará al ganador. Ella sabe lo que necesito”. “Estuve enamorada otra vez, pero también estaba descontenta. Espero encontrar a un marido, pero también estaría bien si sólo encuentro un padre biológico. Al menos, eso hará que mi madre deje de pensar en mí”. Parece que miles de incautos postularon al puesto, que parece ser que nunca será ocupado. No sabemos si la señorita Komleva será la que aparece en la foto ni si su madre habrá tenido mucho trabajo, pero lo cierto es que su perfil de FB, en la que aparece como personaje público, ha experimentado un gran número de visitas en los últimos días.
El segundo caso es el de una sueca de 19 años, emancipada ella y lejos del yugo materno, que busca compañero de piso. Eso sí, no le vale cualquiera: tiene que ser “guapo como un demonio” y “no debe dejar la tapa del váter levantada”. Alicia Hansson, de paso por España, aparentemente tomará su decisión cuando regrese a su Gotemburgo natal.
En ambos casos podemos establecer fácilmente una línea común: usar la imagen de una joven para obtener visitas, likes y ruido mediático ¿El objetivo? Pues tendremos que esperar unos días para ver de qué madeja partieron estos hilos. En cualquier caso, podemos afirmar que hay miles de internautas incautos que creen cualquier estupidez. Sin duda, abono para spammer y otros males de la red.
alfonsovazquez.comciberantropólogo