Revista Cultura y Ocio

“En busca del fuego … y otras historias curiosas de la Antigüedad”, de José Antonio Cabezas

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

«Acontecimientos, realidades históricas y hallazgos
arqueológicos para los amantes del pasado.»

«Un libro que hará las delicias de todos los entusiastas del mundo antiguo.»

“En busca del fuego … y otras historias curiosas de la Antigüedad”, de José Antonio Cabezas

Cubierta de: ‘En busca del fuego’

Conocer la parte de la Historia que abarca desde la Prehistoria hasta la Antigüedad ha sido uno de los grandes retos a los que se han enfrentado los historiadores desde el siglo XIX. Desarrollar esta labor ha requerido, y todavía requiere, como demuestra este libro, un gran esfuerzo por parte de las diferentes disciplinas históricas, y son muchas las preguntas que aún surgen: ¿Cuándo se comenzó a controlar el fuego? ¿Cómo se elaboraron las pinturas rupestres paleolíticas? ¿Por qué se inició la agricultura y la ganadería en el Neolítico?
La arqueología ha ayudado a desenterrar ciudades como Babilonia, palacios como el de Dario I, templos como el de Jerusalén, bibliotecas como la de Asurbanipal o tumbas como las etruscas, e, igualmente, se han tenido que descifrar lenguas y escrituras en desuso como el jeroglífico o interpretar textos antiguos como los de Estrabón.

El libro está compuesto por 6 partes:

  • La primera trata la Prehistoria, de algunos acontecimientos que se desarrollaron antes de la Historia. Este apartado arranca con el control del fuego por parte del ser humano, algo que pudo ocurrir hace unos ochocientos mil años, y termina en la Edad de los Metales, concretamente, hablando sobre el misterio de las estelas de guerrero del Bronce, que se ubican ya en el milenio I a. C.

“Durante algo más de los dos primeros tercios del tiempo que ocupa el Paleolítico Inferior, los humanos vivían sin fuego.” (Pág. 22).

  • La segunda estudia las primeras civilizaciones, que formaron parte de un fenómeno histórico que arrancó hacia el año 4000 a. C. Algunas sociedades ubicadas en los valles fértiles de grandes ríos se hicieron más prósperas y complejas gracias, entre otros factores, a las condiciones geográficas que favorecieron el asentamiento de pueblos agricultores y ganaderos. Este cambio tuvo lugar principalmente en Mesopotamia con el Tigris y el Éufrates, en la India con el Ganges y el Indo, en China con el Amarillo y en Egipto con el Nilo.

“Los egipcios llamaban a su país Kemet, que es una transliteración de km.t, que aparece en numerosos jeroglíficos. Su traducción ha generado bastante controversia entre los historiadores, ya que unos lo han traducido como «tierra de los negros» y otros como «tierra negra. El origen de esta palabra procedía de las inundaciones regulares que tenían lugar en las orillas del río Nilo.” (Pag. 75).

  • La tercera parte va desde los orígenes de Grecia hasta los tiempos helenísticos. Esta época abarcó un período de la historia de Grecia que iba desde la Edad Oscura, que se inició hacia el año 1200 a. C., con la invasión dórica, hasta 146 a. C., cuando se produjo la conquista romana de Grecia tras la batalla de Corinto. En esta sección se hará una mención especial a grandes personajes históricos, como Pericles, Filipo II o Alejandro Magno; a importantes batallas, como la de Maratón; a la religión, especialmente a los dioses olímpicos, y a los grandes centros del saber, como la biblioteca de Alejandría. Debe tenerse en cuenta la importancia del conocimiento de la antigua Grecia porque, generalmente, se considera como la cultura seminal que sirvió de base a la civilización occidental. La cultura griega tuvo una gran influencia sobre el Imperio Romano, ya que este fue el principal causante de que esta cultura se  difundiera por muchos de los territorios que Roma contenía.

“La civilización minoica fue la primera civilización griega y se asentó en la Isla de Creta”. (Pag. 120).

  • En la cuarta parte se trata el tema de Roma y su época de la República. La República fue un período de la historia de Roma que se caracterizó por tener un régimen republicano como forma de Estado. Esta etapa se extendió desde el año 509 a. C., cuando se puso fin a la Monarquía romana con la expulsión del séptimo y último rey, Lucio Tarquinio el Soberbio, hasta 27 a. C., año en el que se inicia el Imperio romano. La República romana consiguió consolidar su poder en el centro de Italia durante el siglo V a. C., y en los dos siglos siguientes se impuso como potencia dominante en toda esta península. En la segunda mitad del siglo III a. C., Roma proyectó su poder fuera de Italia. En esta época, se enfrentó directamente a otras grandes potencias del Mediterráneo, consiguiendo derrotar a Cartago y a Macedonia. En los años siguientes, convertida ya en la mayor potencia del Mediterráneo, expandió su poder por las polis griegas, se incorporó el reino de Pérgamo y, en el siglo I a. C., conquistó las costas de Oriente Próximo, que hasta entonces habían estado, principalmente, bajo el poder del Imperio seléucida.

“El garum, era el condimento estrella del mundo romano. una salsa realizada a base de la maceración y fermentación de los restos del pescado, las vísceras, las espinas, una gran cantidad de sal y varias especias.” (Pág. 338).

  • Se analiza en la quinta parte el Imperio romano. El nacimiento del Imperio, que se caracterizó por tener una forma de gobierno autocrática, vino precedido por la expansión de sus territorios por todo el mar Mediterráneo en los tiempos de la República. Estos dominios siguieron aumentando durante el Imperio hasta llegar a su máxima extensión en el reinado de Trajano. En ese momento, sus territorios se extendían desde el océano Atlántico hasta las orillas del mar Caspio, el mar Rojo y el golfo Pérsico; y desde el desierto del Sahara hasta los ríos Rin y Danubio, y la frontera con Caledonia. Augusto fue el primer emperador y el encargado de asegurar el poder. Esta unidad se mantendría vigente hasta la llegada de Diocleciano, quien, para intentar salvar a Roma de una caída hacia el abismo, dividió su vasto Imperio para facilitar así su gestión. Más tarde, el Imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones hasta que, a la muerte de Teodosio I el Grande, en el año 395 d. C., quedó fraccionado de forma definitiva. El Senado envió las insignias imperiales a Constantinopla, la capital de Oriente, y se formalizó así la capitulación del Imperio de Occidente. No obstante, el Imperio romano de Oriente perduraría casi un milenio más, aunque con el nombre que usualmente usa la historiografía moderna de «Imperio bizantino». En el año 1453, Constantinopla cayó bajo el poder del Imperio otomano.

“El vino fue la bebida más consumida en la península Itálica.” (Pág. 337).

  • En la sexta parte se trata la península Ibérica en la Antigüedad, desde el misterioso Reino de Tartessos hasta la época imperial romana. Entre medias, se considera el intenso contacto que se produjo, durante el I milenio a. C., entre los llamados pueblos indígenas y los pueblos colonizadores provenientes de otras partes del Oriente del mar Mediterráneo, como los fenicios, los griegos y los cartagineses. A finales del siglo III a. C., se produjo la intervención romana, en el contexto de las Guerras Púnicas, lo que dio lugar al inicio de un profundo proceso de romanización.

“La ciudad de Cádiz fue fundada por los fenicios y la llamaron Gadir. Llegó a ser un punto estratégico en las rutas comerciales trazadas por los fenicios que unían ambos extremos del mar Mediterráneo y que servían de puente con otras zonas inexploradas que estaban más allá del estrecho de Gibraltar. Esto explica la temprana fundación y la importancia de Gadir. (Pág. 383).

El libro se complementa con una amplia bibliografía y un útil índice onomástico.

Lee y disfruta d las primeras páginas del libro.

“En busca del fuego … y otras historias curiosas de la Antigüedad”, de José Antonio Cabezas

José Antonio Cabezas Vigara

El autor:
José Antonio Cabezas Vigara nació en Llerena (Badajoz) un 18 de marzo de 1980. De su pueblo, cargado de historia, aprendió a amar el pasado y las tradiciones populares. Por vocación, en el año 2005, se licenció en Historia por la Universidad de Sevilla, donde también se especializó en Prehistoria y Arqueología.
Se dio a conocer al gran público a través de Antrophistoria, la conocida página de divulgación histórica y antropológica que dirige desde 2007. Ha colaborado también como editor y redactor en la revista cultural digital Qué aprendemos hoy y en el diario digital Blasting News.
Como escritor, fruto de varios años de lecturas sobre el funcionamiento del cerebro humano y aplicando estos conocimientos a la interpretación de la mentalidad histórica, ha publicado el libro Jesús, del cerebro a la cruz.

El libro:
En busca del fuego ha sido publicado por la Editorial Espasa fuera de colección. Diseño de los mapas e ilustraciones de Jesús Sanz. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 430 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Para saber más:
https://www.antrophistoria.com/


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