El martes concluía la segunda Asamblea General de la OEA que se celebraba en Bolivia (la anterior fue en 1979), cuyo lema “Seguridad Alimentaria con Soberanía en las Américas” había convocado a 17 cancilleres (de 34 países miembros) y otras delegaciones.Para esta Asamblea, Bolivia tenía la inmejorable oportunidad –y la expectativa– de reafirmar el éxito de la Resolución de 1979 (y otras 10 más hasta 1983) que afirmaba el interés multilateral en la solución del enclaustramiento marítimo boliviano.El sábado 02 (víspera del inicio de la Asamblea), Bolivia y Chile jugaban en La Paz un partido de fútbol para las eliminatorias para el Mundial de Brasil. El viernes, el Presidente Morales bromeaba en una rueda de prensa con periodistas deportivos en el Palacio de Gobierno que "si el tema del mar se decidiera en un partido de fútbol, qué bueno sería”. El partido terminó 2-0 a favor de los visitantes y no dejó alcanzar la primera victoria (de 5 jugados) al equipo nacional. Una mala premonición.Como pocas veces en estas Asambleas (usualmente más formales que efectivas), las prioridades se cambiaron abruptamente: El Presidente Correa –invitado por el Presidente Morales–, con el apoyo de su anfitrión, se encargó vehementemente de variar los ejes de prioridades. Aunque la Declaración de Cochabamba sobre Seguridad Alimentaria se aprobó, los planteamientos del Presidente Correa de cambiar la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de refundar la OEA fueron los que ocuparon las principales noticias.Al final, 19 delegaciones asistentes recomendaron a Bolivia y Chile la solución bilateral mediante el diálogo, lo que para Chile se consideró un triunfo rotundo frente a 1979 y retrotrajo los avances logrados a nivel regional.