En contra del día sin coches

El día mundial sin coches, al menos en España, es un brindis al sol, un mero espectáculo publicitario en el que los políticos se hacen fotos y sueltan soflamas facilonas que quedan bien pero que son mentira, como de costumbre.

Es precioso alentar a la gente a que no utilice el coche para desplazarse cuando las ciudades están diseñadas para tener que usarlo por fuerza.

Incluso en ciudades pequeñas los centros de trabajo, los centro comerciales, cualquier estructura se diseña en plan masivo, para que se llene de gente que irá en su propio vehículo.

Efectivamente, se podría ir utilizando el transporte público. Sobre el papel es posible en un alto porcentaje de las ocasiones, pero no es eficiente. La mayoría de las veces el tiempo que se tarde en transporte público es desquiciante, los precios tampoco son atractivos. Todo ello por la manía de que cualquier actividad tiene que producir beneficios. Por eso el transporte público se privatiza y la empresa que lo recibe ajusta recorridos y precios para obtener un beneficio económico, no para que la sociedad se beneficie de un transporte público eficiente (y por supuesto deficitario económicamente).

Mi caso, como el de muchos otros pobres desgraciados, es más sangrante ya que tengo que conducir 55 Km hasta mi lugar de trabajo (y otros tanto de vuelta por una autopista de peaje), cuando encuentre un empleo en mi misma ciudad la opción será ir sólo a 11 Km, pero aunque hay servicio de autobuses, éstos no pasan cerca de mi casa y el metro acaba unos cuantos kilómetros antes de llegar al Parque Tecnológico de Andalucía (Málaga).

Volviendo al tema de transportes alternativos, creo que las bicis son para el verano, no obstante el tema de moverse en bici está bien e incluso las ciudades crean carriles bici, más orientados a eliminar aparcamiento gratuito en favor del parking de pago, que con la confianza en que tenga un gran uso. Porque la verdad, cuando sales de trabajar, si no tienes que ir a comprar algo, tienes que ir a buscar a los hijos. Vamos que si todo es lo haces con una bici estarás muy concienciado con la contaminación, pero probablemente acabes en el hospital o detenido por llevar un carrito de bebé encima de tres bolsas de Mercadona, mientras pedaleas sin manos porque llevas abrazado a tu vástago.

Y por si fuera poco, está el ejemplo que dan los políticos. Ellos, garantes y administradores de los servicios públicos, no los usan. Salvo honrosas excepciones van en un coche oficial a cualquier parte, además de tirar de billetera para usar educación y sanidad privadas.

Por todo ello el día sin coches es tan útil como el día de la alimentación saludable en Somalia.