El padre José Félix Pérez Riera lleva 22 años como secretario ejecutivo de la Conferencia Episcopal de Cuba y desde esa posición le ha tocado participar activamente en tres visitas papales a la isla, la última de las cuales, la del Papa Francisco, se inicia este sábado. Esos viajes se llevaron a cabo en “tres momentos muy diferentes aunque se puede percibir una continuidad de uno a otro”, explicó en entrevista con La Tercera. Para este sacerdote diocesano las relaciones con el gobierno cubano han ido mejorando en los últimos años, de la misma forma como ha ido aumentando la presencia de la Iglesia Católica en Cuba.
¿Cuáles son los mayores desafíos que tienen tanto Cuba como el Papa Francisco con esta visita?
Más que desafíos me gustaría ver oportunidades. El Papa viene a Cuba como “Misionero de la misericordia” y ese va a ser su mensaje en una sociedad, como muchas otras, necesitada de esta cualidad del amor cristiano. Si lo queremos ver por el desafío, este será encarar esta realidad y desde el Evangelio iluminar y promover una mejor convivencia entre los cubanos. O sea oportunidad y desafío en este caso, se corresponden. Por otra parte, somos conscientes de que el carácter principal de la visita del Papa es eminentemente religioso, es el pastor de la Iglesia universal que viene a confirmar en la fe a sus hermanos, pero al mismo tiempo hay una dimensión política insoslayable que es el papel importante que tuvo el Papa en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, que el pasado 17 de diciembre se hizo público, con el reconocimiento y agradecimiento de ambos presidentes. De modo que ahí también hay un aspecto importante ya que el pueblo, que ha conocido esto, pienso que tiene un sentimiento especial de gratitud hacia el Papa por este servicio que ha hecho y evidentemente estará presente en el corazón y en la mente de todos lo que vamos a recibirlo y lo haremos con mucho cariño.
En los últimos años ¿Cómo se han venido desarrollando las relaciones entre la Iglesia y el gobierno cubano?
Las relaciones han venido progresando en fluidez, en comunicación. No quiere decir que todo sea perfecto, pero ciertamente ha habido progresos y se ha notado en estos últimos meses en que hemos trabajado conjuntamente en la preparación de la visita del Papa Francisco. Así se hizo también con la visita del Papa Benedicto y del Papa Juan Pablo II. Se ha notado en este trabajo conjunto una gran cordialidad, una voluntad muy positiva, compartida conjuntamente para que resulte muy bien la visita del Papa.
¿Actualmente la voz de la Iglesia en Cuba está siendo más escuchada que en el pasado?
Sí, pienso que sin duda la Iglesia ha ido adquiriendo una presencia pública progresivamente mayor. Por ejemplo en estos días previos a la visita del Papa Francisco, varios obispos se han presentado en la televisión, algunos en cadena nacional y otros en su localidad, en su provincia, y esto es algo, vamos a decir, muy novedoso. Pero a la vez esto ha sido muy correspondido: la gente recibe estos mensajes de los obispos con mucha ilusión, con mucha alegría, y creo que también se sienten interpretados en los enfoques de fe que los obispos han presentado al hablar del significado de la visita del Papa, el mensaje de misericordia, el valor de la fe, etc. Se ha encontrado una acogida en la población, en una población que no viene a la iglesia.
¿Cómo definiría el momento cuando fue a Cuba Juan Pablo II?
Cuando el Papa Juan Pablo II vino, Cuba era el último país de América Latina que visitaba. Había mucha expectativa porque era la visita del primer Papa. En aquel momento no soñábamos que después iban a venir otros dos. Fue un momento en que la Iglesia fue adquiriendo mayor visibilidad pública, se reconoció a sí misma con un poder de convocación que ella misma no sabía que tenía. El Papa Juan Pablo vino como “Mensajero de la verdad y de la esperanza”, ese era su lema, y la Iglesia sentía la necesidad de que verdad y esperanza estuvieran presentes en la mente y en el corazón de los cubanos, y a través de la mente y el corazón llegara hasta las estructuras de la sociedad.
¿Cómo fue con Benedicto XVI?
Vino como “Peregrino de la Caridad”. Fue el año en que la Iglesia y el pueblo cubano conmemoramos los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen del Cobre, patrona de Cuba. El Papa vino como peregrino, como uno más en el pueblo, para llevar su ofrenda a la Virgen de la Caridad, y su mensaje también tuvo ese impacto, de un hombre que vino a hablarnos del amor cristiano.
¿En qué momento llega el Papa Francisco?
Llega en un momento en que ha habido un progreso en las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Se notan ciertos indicios que hacen pensar en algunos cambios. Y en ese sentido la misericordia es un elemento esencial en la fe, en la vida, en el intercambio social, en la relación interpersonal, y el Papa Francisco aporta además su talante sencillo, bondadoso, es latinoamericano y de todo esto le da un carácter muy especial que, como digo, esperamos con mucha ilusión.