Llevamos ya muchos años dedicándonos a esto de diseñar y decorar bodas. Se podría decir que somos de aquel primer grupito de empresas de decoración que empezamos en esto sin saber muy bien qué iba a salir de esto. Aquí no estaba nada visto.
Pero nosotras pasábamos horas mirando los blogs de bodas americanos y recuerdo que se nos caía la baba viendo esas ceremonias de cuento de hadas y no dejábamos de preguntarnos “¿Y esto por qué no se hace aquí?”. Y siendo dos locas furiosas que nos casábamos por segunda vez, lo único que teníamos claro es que nosotras queríamos una de esas bodas. Y a un año de mi boda y dos de la de Mónica, nos lanzamos a lo desconocido para por lo menos ofrecer a las parejas españolas esas bodas tan bonitas del otro lado del charco.
Está claro que nos ha cambiado mucho la película desde entonces. Todavía me acuerdo de tantos y tantos trabajos completamente artesanales que hacíamos al principio… Y ahora veo los metros y metros de almacén que nos guarda todos nuestros muebles y objetos de decoración y atrezzo y a veces ni me lo creo…
Pero este revival que me ha venido a la mente va por lo que os decía en el título de este post. Y es que cuanto más tiempo pasamos en esto, más nos gustan los rincones limpios y nada recargados. Esta temporada 2015 ya habéis visto un par de bodas completas y creo que se nota (o yo lo noto, claro, que somos las que lo hacemos) que cada vez metemos menos atrezzo en los rincones y damos más protagonismo a los muebles, las flores o un encuadre concreto.
No por tener cientocincuentamildoscientastres flores en un rincón, es más bonito. Y no por llenar hasta arriba una ceremonia con lazos en las sillas, lazos colgando de las sillas, lazos en los botes del pasillo, lazos colgando de un arco…os va a quedar mejor. Quedan bonitos los rincones, preciosos. Hay rincones para todo: bebidas, comida, regalos, seating, bienvenida, photocall…pero hay que ponerlos bien, con gracia y con estilo. Ahí es donde radica la diferencia.
De todas formas esto es lo de siempre. Contad con buenos profesionales con experiencia y dejaos asesorar. Está claro que lo último que queda es vuestra decisión, pero hacedme caso, menos es más.
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