Revista Coaching

En defensa de... "las rutinas"

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

No podemos negar que la rutina vital nunca será el tema preferido para las novelas, las canciones y las películas (excepto, claro está, en “Atrapado en el tiempo”/Harold Ramis-1993), pues son los personajes que navegan en la variedad existencial los que suelen ser más atractivos para los demás, aunque luego estos en su propia vida prefieran la seguridad que ofrece la repetición de ciertos actos y comportamientos, lo cual… es claro que por algo será.

Para explicarlo voy a seguir por el camino del ejemplo cinematográfico. No puede haber mayor variedad vital que la representada por Robert Redford en la maravillosa y adelantadamente ecológica película “Las aventuras de Jeremiah Johnson” (Sydney Pollack-1972), en donde su indomable protagonista vive en las Montañas Rocosas una vida libre y sin reglas que le lleguen a condicionar, sin más predictibilidad que la que el destino le quiera deparar. A todos nos encanta verlo deambular, barbado y vestido de pieles, en su atractivo periplo de aventuras guiadas solo por sus ansias de independencia y novedad. Pero nadie estaría dispuesto a tenerlo que imitar. He aquí la gran paradoja que divorcia los sueños de la realidad.

¿Qué hace que optemos por la rutina (o mejor... las rutinas) en lugar de la variedad cuando esta última parece ser la forma de vida que admiramos más? Pues nada más sencillo que un asunto de eficiencia y practicidad. Las rutinas (ya he dicho antes… en ciertos actos y comportamientos) nos aseguran el poder realizar aprovechadamente y sin tanto esfuerzo muchos de los quehaceres que conforman el modo de vida propio de nuestra sociedad, tan exigente como luego generosa por el nivel de vida que nos permite disfrutar. Nadie quiere renunciar a esto y por ello nadie se arriesga a vivir el capricho de una vida azarosa al margen de las reglas de la colectividad.

¡Ah! y que a nadie le confundan esas frases libertarias y pseudopoéticas que asocian rutina con inmovilidad, pues aquella en lo micro se refiere a las tareas a realizar mientras que esta en lo macro a la elección del horizonte al que aspirar. Ambas compatibles por necesidad…

Saludos de Antonio J. Alonso Sampedro


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