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Esta vez ha sido Messi, que además ha sido condenado a 21 meses de cárcel y una multa para echarse a temblar, pero también lo fue Lola Flores y otro sinfín de famosos, famosetes y famosillos. Los focos señalan con escarnio público incluido al infractor de las leyes fiscales. Periodistas y vulgo lumpen vituperan al astro blaugrana por no haber sabido – o no haber querido, que tanto da – cumplir con el fisco patrio. “Nos ha robado” dicen. “Que devuelva lo que no es suyo” Manda cojones.
Lo que uno gana honradamente no es suyo. Es del Pueblo© porque Hacienda somos todos. Ya. Pero se lo dieron a Messi. O a Ronaldo. Porque se lo ganaron. Y no se lo dieron por el contrario al vago que quiere vivir de subsidios. ¿En qué nauseabunda mente retorcida se aloja la idea de que lo que un buen señor de Palencia ha ganado con el sudor de su frente debe ser redistribuido, por obligación y sin su consentimiento previo, a base de BOE y redes clientelares? En la misma que ha pervertido la palabra paraíso para convertirla en algo detestable. Los paraísos son esos lugares míticos a los que, cuando nos portamos bien, Dios o Alá nos dejan ir. Los paraísos fiscales son esos lugares por tanto a los que todos debemos aspirar cuando lo hagamos bien en este cochino mundo. Paraíso, bien. Paraíso fiscal bien, y además en La Tierra.
Qué levante la mano aquel al que le preguntaron si le parecía bien lo que tenía que pagar para trabajar. Nadie. Y entonces salen aquellos del si no te gusta, lárgate. Y yo nací aquí también, chavalín, tantos derechos que reclamas, reclama los míos, a mí nadie me preguntó. Me vi metido en el lío, como todos y cuando me quise dar cuenta y fui mayor de edad ya estaba marcado como una vaca pecadora, con mi DNI y mi número de la Seguridad Social. Reclama los derechos de los niños. Reclama el derecho de todo ser inocente a no ser marcado con un número y una letra. Nadie firmó un contrato con la sociedad, esta misma sociedad que declara nulos los contratos en los que una de las partes no tiene pleno conocimiento de lo que firma. Todo esto es nulo de toda nulidad. Resuelvan el maldito contrato.
Yo pagaré con gusto mi parte de luz y agua o de limpieza de calles, pero me rebelo a que me quiten lo que le venga en gana al gobernante de turno, para pagar 100 veces más coches oficiales que en EE.UU. O para pagar el PER. O las embajadas de la Generalitat. A los Puyol y a los Gürtel. Formaciones y EREs. Me revelo contra eso de pagar comités y subvenciones a partidos, sindicatos y patronal. La razón y la verdad están del lado del defraudador. La ley también estuvo del lado de los esclavistas, de los pro apartheid. La ley está del lado de los que matan homosexuales y lapidan mujeres en muchos países. La ley es un trozo de papel que, a base de retorcer el lenguaje, han conseguido que no sirva más que para la extorsión y el robo continuado de las personas honradas. Para defender justo lo contrario de lo que debiera defender.
Todo está tergiversado, por lo tanto si un paraíso es malo, defraudar es bueno. Si refugiarse de la voracidad extractiva de Montoro o del que venga es para que te señalen con el dedo, toca ser consecuente y dar una vuelta de tuerca más. Plantearse seriamente si no es momento de dejar de pagar al fisco. De no cumplir con Hacienda o trabajar en negro. De desmontar el chiringuito falaz y ladrón que han construido a base de eliminar su financiación. Si no puedo salirme del sistema, puedo luchar contra él con las armas que se me ponga a tiro. Y quizá las consecuencias sean la cárcel y las multas. Los embargos de la nómina. El abucheo generalizado. ¿Y? Yo lo tengo claro. Paraíso fiscal bueno. Defraudar bueno. Hacienda…. Hacienda lo será su madre.
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