Revista Opinión

En defensa del patrimonio historico y arqueológico de texcoco

Publicado el 29 julio 2020 por Acervo Mexiquense @AcervoMX
EN DEFENSA DEL PATRIMONIO HISTORICO Y ARQUEOLÓGICO DE TEXCOCO
Texcoco, Edomex. - El día 15 de julio de 2020, se dio a conocer a la opinión pública por medio de Facebook, que un grupo de personas destruyeron con maquinaria pesada una parte del acueducto prehispánico denominado “Caño Quebrado”, perteneciente al conjunto arqueológico Tetcutzingo, también conocido como “Los Baños de Nezahualcóyotl”. El tramo destruido forma parte de los sistemas de acueductos acolhuas conocidos como Tetcutzingo-Caño Quebrado y Cuauhyacac-Purificación.
En entrevista para Acervo Mexiquense, el Lic. Constanzo De La Vega Membrillo, segundo vocal de Grandeza Texcocana, A. C., con motivo de los daños a una parte de Caño Quebrado (zona arqueológica del Cerro de Tetzconzinco), señaló que ante las correspondientes denuncias realizadas por colectivos de la sociedad civil y el propio H. Ayuntamiento de Texcoco, el director del INAH, Diego Prieto Hernández, prometió la reconstrucción y consolidación del acueducto señalado. Al mismo tiempo, dijo que buscará promover la inscripción de este complejo arqueológico en la lista de Patrimonio Mundial; además de reunir los fragmentos del acueducto afectado, dispersos en los alrededores y cancelar el camino de terracería realizado sobre el terraplén de Caño Quebrado.
Sin duda alguna, es un compromiso que a todo texcocano nos gustaría se haga realidad y no quede en el paliativo retórico de una institución que, en honor a la verdad, ha quedado a deber en cuanto a la protección del patrimonio de Texcoco se refiere, prueba de ello es este lamentable hecho que hoy nos ocupa.
De La Vega Membrillo, puso los puntos sobre las íes, al referir como marca municipal, el legado arqueológico en Texcoco, patrimonio cultural e histórico que representa un potencial turístico que puede coadyuvar a detonar el desarrollo económico local. –“Es posible construir un modelo que concilie el progreso económico y la preservación de la riqueza arqueológica de Texcoco, es por eso que la preservación de este patrimonio, va más allá de cualquier sesgo político. No olvidar que, el historiador Rodrigo Martínez Baracs elaboró un ensayo conocido como El Tetcutzingo y los símbolos del patrimonio tetzcocano, y en ese estricto sentido, debemos sumar esfuerzos por recuperar y cuidar todo aquello que nos confiere identidad como texcocanos”.
Sobre las zonas arqueológicas en el municipio de Texcoco, el vocal de la asociación civil Grandeza Texcocana, mencionó que, –“la ciudad de Texcoco fue la cabecera del reino de Acolhuacan y era una de las entidades políticas de la Triple Alianza (Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan). Según las fuentes históricas, el Acolhuacan se formó por la fusión cultural de dos grupos étnicos: los chichimecas y los acolhuas. De acuerdo con estas mismas fuentes, 14 centros de población dependían de Texcoco: Huexotla, Otumba, Teotihuacán, Acolman, Tepexpan, Chiconautla, Chimalhuacán, Tezoyuca, Xicotepec, Chiautla, Cuauhchinco, Tollantzinco, Coatlinchán y Tepetlaoxtoc.”
De lo que fue la ciudad de Texcoco, –“queda poca evidencia arqueológica a nivel de superficie; se limita a restos de basamentos piramidales que aún pueden observarse dentro de los límites de la cuidad: San Pedro, La Trinidad, Las Trincheras y Los Melones”, sobre los cuales enfatizó –“Los vestigios arqueológicos localizados en calle Benito Juárez núm. 21 esquina con calle Arteaga, colonia centro (donde se encontraba la gasolinera Morales), un predio de 1,755.137 metros cuadrados, donde se localizaron muros de piedra, núcleo de adobe, una plataforma semicircular y varios cráneos humanos. Este hallazgo tuvo lugar en 2004 durante los trabajos de construcción de una Tienda Copel”, obra que no se llevó a cabo por la naturaleza de los hallazgos.
De igual manera mencionó el sitio arqueológico conocido como “Los Ahuehuetes”, ubicado en el barrio de La Conchita, mejor conocido como “el terreno de los Mir”, donde se sabe, existen vestigios arqueológicos prehispánicos –“al parecer pertenecientes a un jardín del Palacio del Rey Nezahualcóyotl” y restos de un acueducto probablemente construido entre 1430 y 1450 d.C., periodo en que Texcoco era gobernado por Nezahualcóyotl, yacimiento que fue valorado y protegido desde hace 14 años por el INAH (año 2006), cuando la pretensión era construir un centro comercial; vestigios que en el 2016 alertaron nuevamente a los texcocanos ante el rumor de la probable planeación de construir viviendas de interés social. 
Respecto al sitio “Los Melones”, De La Vega Membrillo resaltó la importancia que tiene el conjunto arquitectónico formado por los restos de un extenso muro (fachada norte) perteneciente a un basamento o plataforma –aún sin definir- de poco más de 106 metros de largo, que en sus extremos destacan dos premonitorios que forman parte de su relleno constructivo de adobe, de donde se pueden apreciar pisos de estuco y restos de muros pertenecientes a cuartos. 
Precisó que, en el Centro Cultural Faro de Texcoco, los arqueólogos también encontraron restos de pisos, asociados a la construcción de la zona arqueológica de Los Melones y materiales coloniales del siglo XVI al XVIII, piezas que a decir de las autoridades municipales en turno, se solicitó al INAH su resguardo con la finalidad de construir en Texcoco, un museo de sitio y lograr que las piezas encontradas en los distintos hallazgos arqueológicos, permanezcan en el municipio.
En relación a lo anterior, las zonas arqueológicas en el interior de Texcoco, como el Cerro de Tetzconzinco, la zona arqueológica de Huexotla donde se encuentra la famosa muralla prehispánica de casi 7 metros de altura y 170 metros de largo, los restos del Tecpan (palacio) y un monumento circular dedicado al dios Ehécatl Quetzalcóatl, mejor conocido como “el pastel”, y por supuesto el monolito del Dios Tláloc, cuyo recinto prehispánico corresponde a Coatlinchán
Constanzo De La Vega, concluyó en que todo esto es más que cifras y datos duros de un patrimonio cultural e histórico, debe considerarse como parte del patriotismo texcocano aunque, tal parece que se trata de una identidad prehispánica del Valle de Anáhuac que se niega a desaparecer y que por atropellos como el sufrido en Caño Quebrado, es un legado que poco a poco se desvanece con el tiempo, en manos de sus legítimos herederos.

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