Revista Videojuegos

En defensa del videojuego moderno

Publicado el 03 abril 2013 por Deusexmachina @DeusMachinaEx

Ahora que estamos a punto de entrar en una nueva generación de consolas, merece la pena que hagamos una pequeña reflexión sobre el estado de las cosas “videojueguiles” así en general.

¿De verdad cualquier tiempo pasado fue mejor?, ¿no nos estamos poniendo demasiado tremendistas?, ¿no se trata de un nuevo caso de “masa enfurecida”? Puede, o no, ahora veamos cómo nos pilla este momento exacto (año 2013 de nuestro Señor) a los “jugones” o “gamers”. Es más, intentaremos desentrañar el proceloso mecanismo que ha activado ese etiquetado realmente hórrido. Jugones, gamers, mourinhistas…es como si lo que se llevara ahora fuesen las etiquetas, como si de un proceso esquizoide se tratara, ahora tengamos que sentar cátedra y nada mejor para ello que etiquetando, simplificándolo todo al máximo, blanco o negro, españoles o independentistas, consoleros o peceros. Y encima si ahora nos lo dejan a tiro de 140 caracteres ya ni os cuento. Es este siglo XXI que nos ha tocado vivir, posterior a esa década de los 90 absolutamente loca y horteril. De aquellos barros, estos lodos y demás dichos populares, sí. Sin más y tras una hilarante foto usurpada vilmente de Google imágenes, entramos en materia…

 

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Esto fueron los 90. Para que luego lloremos con el siglo XXI…

 

Llevamos una buena temporada escuchando aquello de que los videojuegos son el campo audiovisual más consumido de nuestro país, por encima del cine. Si esto es cierto, en parte es debido a la reincorporación de antiguos jugadores a esta última generación. Muchos (y me incluyo) habíamos abandonado esta faceta de nuestras vidas en pro del bebercio, el droguercio y las pajas. Empezamos a mirar los videojuegos con cierto desprecio, como si fueran “cosas para críos y yo lo que quiero es que me la chupen“. Pero todo en la vida son etapas, y si echamos la vista atrás nos damos cuenta de que los videojuegos siempre han sido una constante. Como si del Doctor Who se tratara, y por muy salidos que estuviéramos, siempre han acabado volviendo en ciertos puntos de nuestra existencia. Si no era con el Pc Fútbol, lo era con los universos persistentes tipo Hattrick u Ogame. Ya después vino el aluvión Playstation y el resto es historia.

Los videojuegos definitivamente se han instalado en nuestras vidas de madurez y pre-responsabilidades chungas tipo casarte con la novia. Lo que venga después ya se verá, yo lo planteo como una dicotomía entre lo puteados que nos toque estar profesionalmente (lindando con lo sentimental, la falta de pelas, tener hijos, sufrir apretones económicos, desahucios, darte a la heroína, morir solo debajo de un puente) y las modas random que vayan surgiendo en la industria videojueguil y con esto me viene a la cabeza la puta conectividad social y esa brasa con tener que compartir nuestras pajas en Facebook y la obligación por decreto real de que todos acabemos siendo youtubers. Dependiendo de cómo estos dos estragos se desarrollen en el futuro, tendremos el tipo de jugador medio.

Si las compañías se conforman con un perfil tendente a lo hoygan, lo rat-kid, lo youtuber, lo acabarán teniendo. Y el resto quedará para aguantar a la parienta, llevar al niño al fútbol y soñar con tiempos mejores. El Apocalipsis ante vosotros, de nada. Pero también puede suceder lo contrario y que haya compañías que intenten desmarcarse de la tendencia generalizada y prefieran intentar buscar un público mas inteligente que, a la larga, pueda conferirle mayores beneficios, tanto de imagen como económicos. Debemos tener fe y creer que las nuevas generaciones de burocrátas, picapleitos y piriolistos cambiarán el tercio para intentar arreglar un poco el lodazal en el que nos hemos sumido con la llegada del nuevo siglo. Y por todo esto, yo opino que no estamos tan mal y que tenemos motivos para encarar el futuro con optimismo.

Hoy en día jugar a videojuegos es una delicia, básicamente por un tema de variedad. Si quieres pasarlas muy putas porque te va el sado pero no te atreves a indagar en ese mundillo, con el Dark Souls tienes una buena alternativa. Pero puede que a ti lo que te vaya sea la comodidad y un rollo más pasivo, algo que en el fondo esté más cerca de ver una película o leer un libro que del juego en sí. Lo tienes. Como en todos los ámbitos de la vida, aquí también tenemos nuestros propios radicales que se cagan en el progreso y en las nuevas posibilidades. Es una actitud muy rancia, acomplejada y temerosa, más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, se piensan que va a venir el hombre del saco y les va a arrancar su Pac-Man para poner en su lugar el juego de Hannah Montana. Y eso no ocurre, ni va a ocurrir. Todos podemos jugar a lo que nos plazca y os digo más, el rumbo de la industria, en el fondo, reside en las manos de los jugadores. Si todos odiamos los DLC´s y creemos que son un timo, eso tiene que quedar reflejado en las ventas. Al final todo es una cuestión de pasta, ¿por qué el primer paso de la next-gen dado por Sony ha hecho hincapié en lo puto social? pues porque es LO QUE VENDE hoy en día. Si Activision vende sus Call of Duty en parches de a 15 euros la pieza, es porque la gente los compra. Suena a perogrullo pero con tanto hater ladrando puede costar darse cuenta de lo obvio. Ahora más que nunca la industria atiende al jugador o ¿qué os pensáis?, ¿que hace veinte años a Sega le importaba algo qué nos parecían sus absurdos bandazos? Si en aquella época hubiera existido el feedback que tenemos hoy en día, seguramente la DreamCast no se hubiera metido semejante hostión. Yo lo creo.

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GOTY

Llevo unos cuantos años escuchando a agoreros poco menos que el videojuego se muere, que ya no quedan buenos juegos, que todo es una mierda. Estos mismos que reniegan de todo por defecto, son los que luego babean con un Skyrim o los que hacen la pre-reserva del GTA5 con un año de antelación. Y cada año sucede lo mismo, que siempre salen un sinfín de megatones que les acaban cerrando la boca. Vivimos en la mejor época de toda la historia de los videojuegos. Tal cual. Yo veo que no alucinamos lo suficiente con el hecho de que un cacharro como la Xbox360, del puto año 2005, siga moviendo los pepinos gráficos que surgen año tras año, no tanto como un Pc pero, oigan, tampoco se queda muy lejos. Y no, nosotros lo ninguneamos, lo consideramos como “lo normal”.

También podríamos hablar sobre mecánicas y controles. Uno de los hechos diferenciales de esta generación es la perfección que se ha logrado en los shooters en tercera persona. No somos conscientes de la maravilla que supuso el Gears of war en cuanto a manejo y jugabilidad. Es una puta bestia, joder. Marcando el camino a seguir para todos los que vinieron después. Pero no, tampoco, nosotros  en vez de valorarlo preferimos despotricar contra la ”falta de originalidad” (sigh), los marines ultra-hormonados y la carencia de argumento. Es gracioso, porque cuando no estamos poniendo a parir la carencia argumental de un juego, nos quejamos por la falta de jugabilidad, que aquí lo de menos es el argumento, que esto es un juego no una película… Bipolaridad y retraso. Dos características recurrentes en el jugador/hater medio. Para que luego lloremos porque las compañías sacan los juegos a medio hacer y que nos traten como subnormales. PORQUE A VECES LO SOMOS, JODER.

Y esto es solo un ejemplo porque también podríamos hablar del puto milagro que han supuesto los nuevos juegos de Batman en cuanto a combate. El olvidado género del beat´m up totalmente revitalizado, y encima siendo fusionado con otro denostado género, el sand box. Esto es así y si no pensad en el primer GTA de esta generación, el 4, un puto horror en cuanto a maniobrabilidad y control. Cinco años después ¿qué tenemos? un Sleeping Dogs que es una maravilla, un placer jugarlo y controlarlo, así como una secuela de aquel Batman que lo cambió todo para, lejos de conformarse, ir mas allá y ahondar en el terreno sand box. Ahora que todos estáis con la chorra fuera con ese Watch Dogs que está por venir, pensad en sus posibles influencias, en el camino recorrido hasta llegar a él. Pues esto es otro de los logros históricos de la generación, pero que no, nosotros optamos por cagarnos en el género sand box y en Rockstar.

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¡Viva Rockstar joder!

Podría reventar el servidor que aloja este sacrosanto blog a base de seguir poniendo ejemplos de cómo esta generación lo ha petado y lo sigue petando, de cómo no valoramos lo que tenemos. Podría hablar de ese postureo recurrente sobre la falta de “survival horror” olvidando una obra maestra como es Dead Space o el injustísimamente olvidado Alan Wake. Podría, pero prefiero pasar a comentar la estulticia que nos ha desbordado con el boom de los blogs y ese afán de protagonismo de la gente por comentarlo TODO y de cómo todo esto ha acabado degenerando en borreguismo puro y en “hablar por oídas”. Nada nuevo, claro. Eso de dilapidar un juego sin haberlo jugado, esa deficiencia mental a la hora de trolear Metacritic cagándote en cierto juego (sin haberlo jugado, claro). Eso de ceñirte a lo que diga el “analista” de turno adoptando su criterio ante la imposibilidad de crearte uno propio. Esas oleadas de hoygans que perfectamente podrían dedicarse a votar en Gran Hermano pero que han sido adjudicados a según qué blogs. Esa moda de creernos todos expertos en videojuegos por haber escrito un par de artículos en un blog. Como decía al principio, esa necesidad de sentar cátedra.

Y a pesar de todo aún queda gente con cabeza y con personalidad y a eso debemos aferrarnos. Yo reivindico el papel del videojuego moderno a pesar de sus muchas cagadas (que las tiene). El caso es que estamos tan acostumbrados a criticar y a ser pesimistas que se nos ha olvidado disfrutar de la vida. Y si no os sale de los cojones intentar ser felices, conformaos con pensar que es esto, o vuestro cadáver enterrado a seis metros bajo tierra comido por los gusanos. Vosotros elegís.

La entrada En defensa del videojuego moderno es 100% producto Deus Ex Machina.


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