La asociación cultural Altuna Berri quiere reivindicar con el libro 'Memoria de una luz' la figura de los integrantes de la logia masónica donostiarra que existió entre 1932 y 1936 y cuyos integrantes fueron atacados por el franquismo
UN REPORTAJE DE CAROLINA ALONSO. FOTOGRAFÍA RUBEN PLAZA
Entre los años 1932 y 1936 funcionó en Donostia la logia masónica Altuna 15, que desapareció con la entrada en la ciudad de las tropas sublevadas de Franco. La Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo, dictada al acabar la Guerra Civil, no dio tregua a los integrantes de estas agrupaciones que buscaban "la tolerancia, la convivencia y la racionalidad frente a los contravalores del fanatismo, el dogmatismo y la intolerancia".
Así lo explica el presidente de la asociación Altuna Berri, Iñaki Zuloaga, miembro de la actual logia Altuna 52, sucesora de la de hace 80 años, y cuya historia ha sido recuperada en la publicación Memoria de una luz/Argi baten memoria.
La publicación, escrita en euskera y en castellano y con el subtítulo de Un acercamiento a la historia de la respetable logia Altuna nº 15, recoge las investigaciones llevadas a cabo desde hace quince años a raíz del hallazgo de una fotografía con miembros de la citada agrupación, sacada en 1934 en el Observatorio Meteorológico de Igeldo, cuyo director, Mariano Doporto, era uno de los hermanos de la logia. En la vieja imagen los figurantes aparecen señalados con unos números, precisamente los que sirvieron a la policía de Franco para dar caza a aquellos masones, según la investigación.
Según relata Zuloaga, la búsqueda de datos les llevó al archivo de la Memoria Histórica de Salamanca y así pudieron investigar tanto los personajes aparecidos en la fotografía -no todos ellos aún localizados- como a otros integrantes de la logia masónica donostiarra, entre ellos "muchos ciudadanos ejemplares que simbolizaban los valores de la ciudadanía democrática frente a los contravalores del fascismo y que fueron condenados de manera indigna", señala Zuloaga.
La asociación Altuna Berri, de la que forman parte miembros de la actual logia donostiarra, participa como entidad de interés cultural en los trabajos de la Comisión de la Memoria Histórica del Ayuntamiento de Donostia.
La entidad tiene intención de solicitar al Consistorio que le permita erigir un monolito en el Parque de la Memoria de Riberas de Loiola para honrar la figura de los miembros de aquella logia, una forma más para que "resplandezca la luz" sobre los "hermanos salvajemente perseguidos" y "cuya dignidad se eleva hoy radiante sobre la basura vertida sobre ellos".
La propaganda franquista, que quiso equiparar a los masones con sectas satánicas y organizaciones perjudiciales para la sociedad, ha llegado hasta nuestros días, según recuerda Zuloaga. A pesar de ello, tanto en Donostia como en otras capitales vascas existen logias hoy en día. A la citada Altuna 52, se suma Luz del Norte 63, de Bilbao; Xabier Mina 70, de Pamplona y Manuel Iradier 26, de Vitoria. En Iparralde también existen estas agrupaciones y solo en Baiona se contabilizan catorce.
Integrantes localizados. Mariano Doporto (director del Observatorio Meteorológico), José Martínez Ubago (alcalde en 1935), Fermín Vega de Seoane (Izquierda Republicana), Willy Koch (fotógrafo y cónsul de Alemania), Pablo Emilio Roulet (agente consular de Suiza), Alfonso Rodríguez Dranguet (juez), Elías Marqués (pastor evangélico presbiteriano), Francisco Marco Chilet (miquelete y posteriormente exitoso escenógrafo en el cine mexicano), Ricardo Vela Salas ( militar sentenciado a muerte), Joaquín Linazasoro, Celso Vázquez Salamanquer, Ricardo Gabarain, Eugenio Muñoz Mena, Martín Heredia, Manuel Zapiain, Carlos Alonso Pardo, José Bellido y un miembro de la familia Massfeller sin identificar.
Monolito. Los impulsores de la investigación quieren levantar un monolito para dignificar el nombre de los masones donostiarras.
Fuente: notiziasdegipuzcoa.com