Revista Educación

En-do-me-trio-sis

Por Siempreenmedio @Siempreblog
En-do-me-trio-sis

Hoy quiero dedicar este espacio a todas esas mujeres que luchan contra los efectos de la endometriosis, que se levantan cada mañana arrancándose sus males y poniéndole una sonrisa a la vida. El pasado domingo se celebraba el Día Mundial contra la Endometriosis y marzo es un mes para concienciar y para visibilizar. Yo soy una de esas enfermas. Afortunadamente, mi operación salió muy bien y hoy tengo otra vida, pero no siempre es así.

En el mundo hay doscientos millones de mujeres que padecen endometriosis, como mínimo, ya que la infradeclaración por diagnósticos erróneos de la enfermedad hace que algunos médicos piensen que muchas mujeres sufren silenciadas. Hace ahora un año yo rompí mi silencio y conté en un libro lo que significa esta patología devastadora. Era mi forma de reivindicar atención a lo que muchas personas consideran una de las principales crisis de salud femenina de nuestra época.

En-do-me-trio-sis

La endometriosis es un trastorno en el que el tejido similar al tejido que normalmente recubre el interior del útero -el endometrio- crece fuera del útero hasta llegar, incluso a situarse en toda la cavidad abdominal.

Este tejido actúa como lo haría el endometrial: se engrosa, se descompone y sangra con cada regla, pero debido a que no tiene forma de salir del cuerpo, queda atrapado. El tejido circundante puede irritarse y eventualmente desarrollar adherencias, es decir, bandas anormales de tejido fibroso que pueden hacer que los órganos pélvicos se peguen entre sí.

La endometriosis afecta a entre una y dos mujeres de cada diez. No existe cura, pero tampoco un método efectivo no quirúrgico que determine la existencia de la endometriosis de manera fiable en muchos de los casos. El promedio para obtener un diagnóstico es de entre ocho y diez años, tras el paso por una media de cuatro especialistas.

Los síntomas más comunes son los periodos dolorosos (dismenorrea), severo dolor pélvico intermenstrual, periodos abundantes, infertilidad en más de la mitad de los casos, dolor al tener sexo (dispareunia), ovulación dolorosa, dolor del intestino y la vejiga y alteraciones en el ritmo deposicional (disquecia irregular), además de retención de líquidos, fatiga constante, sangrados entre periodos, problemas digestivos, dolor lumbar y quistes ováricos. Cada caso es diferente y cada mujer lo vive con sus consecuencias. Se pueden tener todos los indicadores de la lista, algunos o, incluso, ninguno.

La endometriosis tiene cuatro estadios y no existe un tratamiento efectivo más allá de los hormonales y la cirugía, algo que no se puede considerar tratamiento, puesto que en algunos casos no solo no mejoran la calidad de vida, sino que la empeoran, y nunca suelen ser definitivos. El estadio uno es determinado como mínimo; el dos, leve; el tres, moderado; y el cuatro, severo.

Y así, las endoguerreras vemos pasar la vida entre la falta de información, de investigación, de tratamiento y, por supuesto, ni hablar de una cura. El tiempo se nos va escuchando mitos como que la histerectomía o el parto curan la endometriosis, cuando es absolutamente falso; que el dolor es normal; o que el nivel de dolor corresponde al estado de la patología, algo que está demostrado no es así. Pasan los días entre la vergüenza de decir "no puedo más, el dolor me está matando", y la necesidad de que se tenga en cuenta que, en muchos casos, esta es una enfermedad incapacitante.

Dejo aquí el inicio de 'Seis horas. Mi vida con endometriosis', el resumen de cómo me sentía en los peores momentos de la enfermedad, el resumen de como se sienten doscientos millones de mujeres en el mundo.

"Estás sola. Sabes que hay cientos, miles, millones de mujeres como tú, pero estás sola. Sola ante los fármacos; sola pese a las personas que te acompañan y que hacen un esfuerzo ímprobo por entenderte; sola ante los médicos, ante la sociedad y ante ti misma, que minimizas cada debilidad, te avergüenzas y callas una enfermedad que te va recluyendo en esa soledad. Una y otra vez, estás sola ante el dolor insoportable, las piernas dormidas, los calambres, la parálisis de algunos de tus órganos, las digestiones difíciles, la respiración pesada, los sangrados constantes, el cansancio crónico, el desánimo y el desgaste emocional de quien no puede tener vida sin ser realmente consciente de ello. Estás sola ante la endometriosis".

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