¿En dónde encontramos el juego?
Amigo, buena y gran pregunta ésta, con un sinfín de posibilidades, un arcoiris de situaciones fantásticas y fantasiosas. El abanico multicolor de la diversidad. Si jugar lleva implícita la idea y meta de la diversión y el aprendizaje, no cabe la menor duda, que para llegar a esa sensación es necesario crear, diseñar, desarrollar y accionar con ese fin. Todo eso requiere de una previa y muy minuciosa tarea de investigación, estudio concienzudo y observación milimétrica técnicamente hablando para poder desarrollar esas acciones que desembocan en la explosión de carcajadas. Todo esta mezcla, coger de aquí y de allá, poner en este sitio, cambiar aquello otro de lugar, intercalar posiciones, desechar unas, incluir estas otras que estaban olvidadas, todo, absolutamente todo constituye el arte de crear. Y en dónde encontramos más y más arte y creatividad diseñando nuevas estructuras de accionar es en la escena, en el arte escénico. Todo aquello que se genera para ser desarrollado sobre un es escenario es el arte de jugar. Hay tantos y tantos campos dónde elegir, teatro, circo, danza, música, títeres, humor, magia, etc, etc. Por no hablar ya de la infinidad de parcelitas unas grandotas y otras más pequeñitas que dentro de cada campo. Pues eso tanto cómo de la imaginación individual o colectiva.
El juego lo encontramos en dónde queramos y casi también cómo y cuándo queramos. Todas y cada una de las artes escénicas ofrecen posibilidades de surcar el océano de las emociones y sentimientos. Con la grandísima ventaja de la internacionalidad sin fronteras que permite el arte. Da igual qué tipo de personas seamos de dónde vengamos y a dónde vayamos, el arte de jugar une, crea lazos sinceros de relaciones imposibles a posibles. Une de la mano a las personas más dispares, a través de la escucha. En el arte escénico esto es bien sabido, y bien conocido, porque no estás sólo en escena, formas parte de un equipo. Un equipo que incluye todo el personal que trabaja y/o colabora en el desarrollo de ese acto. Cuándo eres parte de un equipo de un todo el sentimiento de gloria de triunfo, o de victoria, es más gratificante aún que en solitario. Existen experiencias y vivencias en común que engrandecen al equipo, y hace ver y palpar que lo imposible es posible. Siempre se oye las voces de aliento. Y como seres sociales que somos, nos hace vivir con más intensidad el momento, y guardar aún más vívidamente el recuerdo de la belleza de esos momentos. La unión hace la fuerza.