Revista Insólito
Por décadas han existido varios proyectos e iniciativas para intentar buscar y encontrar señales de vida fuera de nuestro planeta, me refiero a los extraterrestres o alienígenas, como algunos les dicen. Mientras para algunos esto solo es tema de películas de ciencia ficción, hay varios grupos de investigadores científicos que sí están tomando muy en serio este tema.
Más allá de la ufología que inicialmente se suponía, según sus partidarios más anticuados, trataba intrínsecamente en la “búsqueda de seres extraterrestres en nuestro mundo”, cada día vemos que la ufología contemporánea se trata menos de fantasías de platillos voladores, y más de darle solución a supuestos avistamientos de naves de otros mundos que resultan ser desde aves, globos, insectos y hasta bolsas de plástico.
Sin embargo, abriendo la mente pero teniendo los pies bien puestos sobre la tierra, sí hay reales hipótesis sobre la posibilidad de vida más allá de las estrellas. Una de esas hipótesis fue la que planteó el astrónomo estadounidense Frank Drake, creador de la denominada “Ecuación de Drake”.
Esta ecuación fue desarrollada para calcular la posible cantidad de civilizaciones extraterrestres en nuestra galaxia, capases de poder emitir señales de radio detectables. Tomando en cuenta que nuestro Sol es solo una estrella solitaria en medio de millones de millones de estrellas en el universo, y si la Vía Láctea es solo una de entre las más de 500 mil millones galaxias (y contando) en el universo, entonces debería haber una enorme cantidad de vida alienígena fuera de nuestro mundo.
Sin embargo, también tenemos a la Paradoja de Fermi, formulada por el físico experimental y teórico italiano Enrico Fermi, la cual plantea que la creencia común de que el universo posee numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente, combinada con nuestras observaciones que indican todo lo contrario, es ampliamente paradójica, sugiriendo que nuestro conocimiento o nuestras observaciones son netamente defectuosas o incompletas en este tema. De hecho, según los cálculos más actualizados, en 1500 años podríamos contactar con alguna civilización extraterrestre.
Las estimaciones de que en unos 30 o 50 años podríamos encontrar algunas formas de vida básicas, como algunas formas de bacterias, algas u hongos fuera de nuestro planeta, gracias a sondas exploradoras enviadas a distintos confines del universo no dejan de ser esperanzadoras, pero todavía falta mucho para eso por el limitado presupuesto con el que actualmente cuentan las distintas agencias espaciales de muchos países. Al grado de que empresas privadas han desarrollado tecnología aeroespacial de avanzada mucho más rápido que las clásicas agencias gubernamentales.
Pero ¿qué dicen al respecto la comunidad ufológica mundial? No dice nada, e incluso exigen se le de estricta seriedad al tema, pues la gran mayoría ya está fastidiada de los fraudes y charlatanería que tanto han publicado en los distintos medios de comunicación varios grupos de pseudo-investigadores, pseudo-periodistas y otros timadores cómplices de estos mismos engaños.
Cada día hay menos ficción y fraudes en este tema, la astrobiología sigue en un avance continuo, explorando y analizando en distintos lugares del mundo varias formas de vida que no son nada comunes, y que incluso son endémicas de sitios donde sería imposible otras formas de vida, y muy posiblemente si entendemos como se formaron esos organismos, podamos entender como se pudo formar la vida en otros planetas. El pensar en ovnis como naves extraterrestres, ya es cosa del siglo pasado, es el mayor mito creado del siglo XX, pero que con el correcto avance científico irá desapareciendo, como es debido.
Han surgido grupos que promueven una corriente “posmoderna” de la ufología llamada exopolítica, pero solo es una forma renovada de los mismos fraudes y charlatanería del siglo pasado pero con portada nueva, no aporta nada nuevo, ni de valor, ni de importancia para la investigación de la posibilidad de vida extraterrestre o la desmitificación del fenómeno ovni.
Actualmente los únicos extraterrestres que hay en nuestro mundo están en las historias y películas de ciencia ficción, pero evidencia palpable y tangible de ellos no existe hasta el momento. Hoy nadie dice que seamos los únicos en el universo, un argumento muy utilizado por los aficionados y novatos en el mito extraterrestre cuando quieren descalificar la cruda realidad de su inexistencia. Si no se considerara una posible realidad, no se invertiría tanto tiempo, dinero y esfuerzo en buscarla fuera de nuestro planeta, porque aquí en la Tierra no hay ninguna prueba verificable de su existencia, de hecho todas las supuestas evidencias nunca rebasan las primeras revisiones.
Dejemos de esperar contactos que no llegan y que solo salen en páginas web y programas de charlatanería, la auténtica búsqueda está más allá de los teclados de los cibercafés y salas de los fanáticos a los ovnis. La sociedad, la economía ni las religiones temen el contacto con otra civilización, de hecho es algo que enriquecería a la humanidad en muchos sentidos, pero las mentes pequeñas de los timadores y mercaderes conspiracionistas no les permiten ver, o más bien, ellos no quieren que se sepa.
Los únicos que ocultan la información real de este tema son los pseudo-ufólogos y pseudo-investigadores porque se les acaba el negocio. El mercado de la ignorancia es muy redituable para ellos y otros timadores. Tan bajo y corrupto como la política misma.
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