Revista Cultura y Ocio

En el Ágora (VIII)

Publicado el 28 junio 2015 por Ginnata

Razones por las que lloro.


No soy una persona llorona, la verdad es que no. Aun así, este no es el típico post depresivo sobre que llevo una vida de mierda y me quiero morir. Pues si habéis venido buscando eso, fuera de mi blog ahora mismo. Porque no, la vida no es una mierda, y no, no os queréis morir, porque si así fuera es que sois tontos. (Y un tonto no se metería en un blog tan chulo)
Dicho esto, comencemos. Aunque no sea una persona llorona si que muchas veces lloro por tonterías. Por eso he decidido hacer un recopilatorio de razones por las que alguna vez he llorado y son una tontería. Para que así vosotros os riáis un poco conmigo (o de mi, todo puede ser)
Una vez, estaba tan sensible que llore porque en el supermercado en el que estaba haciendo la compra no quedaban cereales de los que me gustan a mi, y solo quedaban de los de frutos rojos en vez de chocolate... Si, una de esas veces en las que lloras por tonterías, pues yo le doy un nuevo significado a eso.
Recuerdo que cuando era pequeña llore porque se me rompió un juguete, pero de mayor soy capaz de superarlo incluso, ya que hace poco llore porque no era capaz de pasarme un nivel en el Mario Galaxy en la wii.
Resulta que hace poco llore también un domingo por ser domingo. Si, solo por eso, porque era domingo y tenia que madrugar. A raíz de este llanto, un lunes llore por la mañana porque me salio un grano. Después, me tome mi café y bautice al grano como Edgar. (porque Edgar es un nombre muy de grano, ¿Verdad?)
He llorado un millón de veces viendo la trilogía de "El señor de los anillos." He llorado viendo alguna que otra película de Piratas del caribe. Y bueno, con Big Hero 6, Frozen, Tarzan, Mulan... Cualquiera de Disney, también lloro.
También soy capaz de llorar con canciones. Si si, con canciones... Sobretodo con estas de piano, que son mis favoritas, y si, luego me siento un poco estúpida pero meh...
Una vez llore porque se me acabaron las croquetas. Si, estaba cenando las mejores croquetas del mundo, o sea las de mi madre (ahora se inicia la tercera guerra mundial para ver quien es la que tiene la madre que hace las mejores croquetas) y como yo amo, (y cuando digo amo es A-MO) las croquetas llore cuando se me acabaron.
En el Ágora (VIII)
A lo que voy con este post es que llorar no es malo. O al menos no siempre. Todos hemos pasado épocas sensibles en las que lloramos por nada, y bueno, eso no es malo. Llorar es bastante bueno, hemos llorado de alegría, de tristeza, de impotencia, con películas, sin ellas... Apuesto a que todos hemos llorado alguna vez por tonterías tan grandes como las mías. Por eso os invito a que me dejéis vuestros llantos sin sentido en los comentarios.

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