En el corazón de la mazmorra

- No entiendo por qué tengo que seguir con esto. ¡Llevo todo el día pegándo golpes a este trozo de madera y estoy harto!
- Sigue entrenando.
- No pienso seguir hasta que me des una explicación. No tiene sentido.
- Tienes que entrenar...acabarán viniendo. Siempre acaban viniendo.


- Siempre con tus mensajes misteriosos...¿quienes vienen?¿De qué hablas? Yo creo que la edad te está afectando a la cabeza.
- Los héroes. 
- ¿Cómo?
- Los héroes. Siempre acaban viniendo aquí abajo. Aunque quizá no tiene sentido llamarlos héroes.
- No se de qué hablas. Nadie de los de arriba baja nunca aquí. No tiene sentido.
- Bajarán creeme. Los he visto antes. Bajarán.
- ¿Y por qué iban a bajar?
- Porque quieren riqueza, fama, poder. Porque aunque prediquen a los cuatro vientos que su causa es justa, es el egoismo, la búsqueda perpetua de su mejora personal, lo que les mueve. Dirán que vienen a acabar con el mal, a cumplir una misión o estarán de camino hacia la guarida de su némesis. Todo mentira. Quieren más. Y nosotros estamos en su camino. Cuanto más brilla su armadura, más oscuro es su interior. Harían cualquier cosa para saciar su ansia, y acabar con nosotros es muy fácil para ellos.
- No entiendo nada. ¿Qué hemos hecho nosotros? No molestamos a nadie. Ni se me ocurriría subir arriba, y mucho menos causarles ningún mal.
- Eso no importa. Tienes que comprender que para que haya héroes, tienen que existir villanos. Para justificar la sangría, tiene que ser haber una causa justa. Nosotros somos el blanco perfecto. Nos consideran malvados, peligrosos y hasta desagradables. Nadie nos preguntará nunca nada ni querrán saberlo. Somos exactamente lo que necesitan. Somos la maldad, el miedo. Lo desconocido. Vendrán, acabarán con nosotros, se apoderarán de lo nuestro, y seguirán su camino hacia abajo. Detrás de cada héroe, hay un reguero de sangre. Sangre que, por mucho que digan, no siempre es impía.

- Pero...no es justo.

- El mundo no es justo. Es una lección que tienes que aprender. No hemos tenido suerte con lo que nos ha tocado, hay que vivir con ello. No voy a engañarte. Si bajan, acabarán con nosotros. Ya ha pasado otras veces. Vienen, nos masacran, y se van. Yo aun no se como sobreviví la última vez, pero lo que se seguro es que todo el tiempo que pasé entrenando debió valer para algo. A lo mejor no me vieron, o no quisieron verme. Puede que ni siquiera valiera la pena para ellos, o que me dejaran para más tarde. El caso es que gracias a eso ahora puedo estar aquí contándote esto, y si vale para darte una mínima oportunidad de sobrevivir, habrá valido la pena.

- Gracias... por el consejo. Seguiré entrenando, aunque no haya casi esperanza. Cuando bajen, estaré preparado.

- Nunca se está preparado, pero no por eso tenemos que perder la esperanza. Nunca seremos los protagonistas de esta historia, pequeño...pero aun así, tenemos algo que decir. Quien sabe...a lo mejor un día cae un héroe, y el resto empieza a tener miedo. Sigue entrenando.