Al final de este día, vuelvo a separarme nuevamente del aspecto de broma y engaño que acompaña al mismo para much@s, y como ya hiciera en años previos, quiero recordar el origen de lo que celebra la tradición en este día, con un texto para la reflexión…
Nada más nacer y ya en el camino.
Su techo es el cielo, la tierra es el lecho
que guarda los sueños de un hombre sencillo,
de una mujer buena, de un recién nacido.Detrás, a lo lejos,
violencia en las calles nacida del miedo,
dolor en las vidas de tanto inocente,
víctimas sin culpa, llantos sin consuelo,
el constante juego de los poderosos
cobrándose el diezmo de los más pequeños.Volverás de Egipto, rasgarás el muro
que divide al hombre, que provoca duelos.
Le darás la vuelta al maldito ciclo
de tanta barbarie, de tanto desierto donde nada crece.Brotarán de nuevo esperanzas altas,
amores perpetuos, humanas caricias,
profundos anhelos que desde la entraña
llaman a lo eterno.Ahora duerme, niño,
que de tu suspiro… pende el universo.
… y una canción protagonizada por esas mismas víctimas inocentes. Siria, seguramente mucho más que cualquier otro lugar en el mundo en estos momentos, es la más cruel y dolorosa actualización de esta conmemoración, y ell@s son quienes nos llaman a la esperanza: