Si lo logra Google vendrĂa a revolucionar completamente no sĂłlo nuestro modo de interactuar con la tecnologĂa, sino también nuestro modo de concebirla, reescribiendo toda una nueva cultura social y tecnolĂłgica. Su prĂłximo reto, cuesta sus esfuerzos de asimilar por quienes no somos muy expertos en informĂĄtico y esperamos algo de tiempo para probar los Ăşltimos dispositivos. Hablamos de dispositivos mĂłviles sin pantalla.
El secreto, o punto de partida, se encuentra en Google Glass y en los cada vez mĂĄs habituales comandos de voz que vienen configurados para que el usuario interactĂşe con sus aparatos mediante la voz. Ya conocĂamos la posibilidad de eliminar el teclado y este es el método que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en relacionarnos con un ordenador o un celular, mediante nuestra voz, pero ÂżCĂłmo serĂĄn los mĂłviles sin pantalla? Para hacernos a la idea algunos proyectos pioneros ya hay.
Dispositivos mĂłviles que van a lo esencial
Hace unos meses salĂa al mercado en Inglaterra un mĂłvil fabricado para niĂąos que no tenĂa pantalla. El principal reclamo del dispositivo es que era de lo mĂĄs bĂĄsico, pues Ăşnicamente constaba de 12 botones, en divertidos colores, donde se recogĂan los 12 contactos mĂĄs importantes para el niĂąo. De este modo, el mĂłvil se convertĂa en una herramienta Ăştil para padres que llevarĂan la tranquilidad de que sus hijos podrĂan pedir ayuda y acudir a ellos u a otras personas seleccionadas por ellos mismos si necesitaban alguna cosa.
En su proyecto, que el propio Google califica como gigantesco, se busca que cualquier dispositivo pueda servirnos para las funciones que, hasta ahora, nos ofrece el mĂłvil, como por ejemplo, poder hablar, fotografiar, consultar, y Âżnavegar? con nuestras gafas mediante instrucciones dadas con la voz. Si los manos libres nos parecieron un buen invento imagĂnense esto.
Definitivamente, cambiarĂa nuestra mentalidad. CuĂĄntos comentarios burlones habrĂĄ en facebook, destacando que mascotas y familiares, se colocan una pantalla en la cabeza para ver, si de este modo, logran que les prestemos atenciĂłn. A partir de ahora la broma no nos sirve, habrĂĄ que buscar un nuevo disfraz para recrear nuestra adicciĂłn a los dispositivos mĂłviles, cada vez mĂĄs discretos y funcionales.