Una sólida base histórica
Dentro del mundo de la novela bélica no podíamos dejar de mirar al presente. Más aún cuando es un presente muy cercano, tanto como Burgos, de donde procede el joven escritor David L. Cabia. Parece mentira pero rebuscando por Internet y por diferentes catálogos de libros hallamos novelas de este autor cuya fecha de edición nos habla de actualidad. Si alguien creía que el género estaba muerto mejor que se lo piense dos veces antes de afirmarlo con rotundidad.Cabia basa su narrativa en datos históricos, seguramente del estudio de los hechos ocurridos en la segunda guerra mundial nazca ese afán por escribir ficción sobre el gran conflicto bélico. No es así una novela de ficción pura y dura sino que esta entreverada de hechos reales, de los que es imposible desligar el desarrollo narrativo. Al contrario del gran maestro de la ficción bélica, Hassell, Cabia opta por basar su narrativa sobre una sólida base histórica, dejando así menos espacio para la imaginación del lector.
La novela narra la vida de un soldado, Raymond Evans, perteneciente a la famosa 101ª División Aerotransportada. Paracaidistas que tuvieron una actuación destacada en el desembarco de Normandía y sobre todo en la Ofensiva las Ardenas, donde tuvieron que defender la estratégica ciudad de Bastogne en una lucha épica.conflicto humano, temor y pánico
El respeto de los datos históricos y también de los usos, costumbres, rudimentos e incluso armas por parte del autor nos hace estar ante una obra que tiene tras sí un importante trabajo de documentación, también es cierto que al conocer un poco los entresijos del conflicto bélico no sorprende el resultado final.Intenta el autor mostrar la cara más cercana de un conflicto bélico a gran escala, es decir, el rostro de los soldados rasos, los que se debatían entre trincheras y los que soportaban el bombardeo de la artillería enemiga. Vemos así un conflicto humano porque el temor o el pánico no son ajenos al protagonista ni a sus compañeros. Son humanos y a cada párrafo se demuestra esa cualidad.Tal vez el principal problema de la novela es la lejanía del malo, están en bunkeres en Berlín o en cualquier lugar de la retaguardia. Se aleja así el posible foco de tensión y también de literatura al no tener ese rostro que odia o que sufrir. El enemigo es un desgraciado que comparte trinchera y calamidades salvo que se encuentra justo enfrente y la misión de ambos es la eliminación del oponente.La obra es entretenida y se disfruta con placer, más aún cuando la acción es continua y en los períodos entre ellas el autor nos plantea algo alternativo que tiene mucho que ver con la soldadesca, palabra que le viene que ni al pelo a lo que quiero decir.
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Sergio Torrijos