Revista Viajes

En el Mediterráneo podéis descubrir la playa de La Pelosa

Por Viajeros

La Pelosa una playa de arena fina blanca

La playa de la Pelosa se encuentra muy cerca de Stintino, justo en frente a la isla Piana y a la isla de La Asinara. La playa se caracteriza por su arena muy fina y blanca y por el color turquesa de su mar. Al norte se eleva la torre de la Pelosa, imponente construcción del siglo XVII que domina sobre el litoral.

Considerada por muchos como la playa con las aguas más espectaculares de toda Italia. Su color turquesa, la transparencia y la fina arena blanca le dan la apariencia de una playa tropical más que a una del Mediterráneo.

playa la pelosa En el Mediterráneo podeis descubrir la playa de La Pelosa

Para llegar desde Sassari coger la carretera SS 131 en dirección Porto Torres, a la entrada de la ciudad girar a la izquierda y seguir en dirección Stintino. Antes de llegar al pueblo y antes de la Torre Spagnola (Torre Española), a la derecha empieza una calle pavimentada que lleva a la Spiaggia delle Saline (playa de las Salinas). Después de 300 metros del puente que se encuentra sobre el pantano de Casaraccio, hay un cruce: hay que girar a la izquierda y coger la circunvalación y seguir hasta otro cruce que lleva al pueblo, donde hay que girar a la izquierda y seguir en dirección de las playas. Desde Stintino si se prefiere, se puede ir a las playas en autobús.

Un descanso en esta playa de Cerdeña

La rica belleza que ofrecen las aguas de este mar, permiten hacer inmersiones interesantes al descubrimiento del mundo submarino. Aparcamientos, bares y restaurantes convierten este sitio en una meta ideal para transcurrir unas vacaciones en completo relax sin por eso renunciar al confort.

 

A la vez, se habla a menudo de las “barreras de la delegación” y se mencionan como principales las siguientes:

  • · estilo desarrollado por el directivo que está acostumbrado a “hacerlo todo”. Es el caso de muchos emprendedores que han creado su empresa a partir de cero, la han ayudado a crecer con una muy alta dedicación y con la ayuda de personal muy fiel pero poco cualificado. Cuando la empresa ha alcanzado un volumen y un número de colaboradores importante (incluidos jóvenes profesionales) se hace urgente un cambio de estilo y se pone de manifiesto la necesidad de delegar determinadas funciones. No todos los emprendedores quieren o pueden aceptar la necesidad de una verdadera delegación.
  • · Manera de hacer las cosas o estilo de la organización, más allá incluso del estilo propio de su principal directivo. Cada empresa tiene su propia manera de hacer las cosas, su “cultura”. En determinados casos de empresas “tradicionalmente autoritarias” es difícil o toma mucho tiempo el implantar un proceso de delegación a nivel de todo el grupo y puede ser aconsejable ponerlo solo en practica entre determinados individuos.
  • · Dificultades para poner en marcha un proceso de delegación adecuado. Aprender a delegar exige una aceptación a nivel teórico y, lo que es más importante, practicarlo a ser posible con distintos individuos y de una manera paulatina. No todos los directivos están dispuestos a ello argumentando-aunque sea paradójico- su “falta de tiempo”…
  • · Escaso nivel y/o competencia técnica de los subordinados. Este es un tema importante que conviene aclarar. No todas las personas son capaces, psicológicamente, de aceptar una determinada responsabilidad. Es corriente encontrarse a un nuevo directivo que pretende delegar en una persona que hasta entonces había hecho siempre lo que le ordenaba su superior y que no se ve capaz de aceptar la propuesta de tomar algunas decisiones, aunque sean limitadas, por sí misma. La puesta en marcha de un proceso muy lento seria en este caso aconsejable, al menos para intentar ver si hay posibilidades de mejorar la situación. lo mismo diría en el caso de competencia técnica: no puede delegarse un tema determinado si el “delegado” no está formado adecuadamente o no conoce a fondo la tarea que ha de desarrollar.
  • · Dificultad de determinar qué se puede y que no se debe delegar. En cada caso concreto el “delegante” ha de evaluar si existe alguna o varias de las “barreras” citadas anteriormente y decidir qué, a quién y hasta donde puede delegar. Si pensamos que cada persona es distinta de las demás, aceptaremos el hecho de que, en la práctica, el directivo que delega ha de actuar de una manera diferente con cada uno de aquellos a quien pretende delegar. Se dirá que es un ejercicio difícil y complejo, pero contestaría argumentando que dirigir es una ciencia pero también un “arte”. Al igual que un jugador de golf ha de escoger un palo diferente para cada golpe, el buen directivo ha de ser capaz de actuar con cada subordinado de la manera más adecuada. Y la puesta en marcha de un proceso de delegación es una “prueba de fuego” en este sentido.

De todos modos, es evidente que establecer un sistema de delegación por primera vez en una empresa no es una tarea fácil y existen “barreras” que hacen difícil iniciarlo. Sin embargo la experiencia demuestra que si se comienza el proceso de una manera adecuada (por ejemplo comenzando por delegar alguna función secundaria a una persona que tiene la preparación técnica y la personalidad adecuada y estableciendo reuniones periódicas de control) se puede ir adquiriendo confianza en el proceso y poco a poco incrementarlo e implantarlo en otras áreas.

Los resultados pueden llegar a ser espectaculares incluso a corto plazo y ayudan no solo a una mejor utilización del tiempo del responsable final sino que también contribuyen a la formación y motivación del personal

 


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