Estoy nerviosa. En unas horas llega Paquita a Miami y estoy nerviosa. No nos vemos desde Navidad y aunque hablamos a diario, tengo tantas ganas de verla que no puedo evitar sentirme así. De hecho, no he pegado ojo en toda la noche. Imaginaba el momento en el que la viese salir por la puerta de “Llegadas”, con su enorme maleta y su carita de cansada. Las risas y en las charlas que nos esperan, las ganas de verla que tenemos todos.
Y pensaba que, en el mismo instante en el que ella se subía en el avión, yo estaba tratando de dormir; pero ya había mucha gente dormida y otros tantos ya se habían despertado para ir a trabajar.Pensaba por ejemplo que Valle, en su preciosa Altea, seguramente estuviese desayunando y leyendo algún periódico. Que More seguro que estaba frita, que a ella se le da muy bien planchar la oreja.
He imaginado a Uvita con su café y sus medicinas, y a Cocó con su agenda y sus millones de papeles y de listas. A Nanino paseando a Kike y a Su, y a Blanchmirando los árboles de su ventana. He pensado en la cantidad de niños que nacían en ese mismo instante, la cantidad de besos que se estaban dando y la cantidad de lágrimas rodando por mejillas. Millones de promesas lanzadas al viento, de planes y de sueños compartidos. Todo en el mismo instante.He imaginado a algún poeta buscando la rima perfecta, escribiendo y reescribiendo una y otra vez. A muchos comenzando el día con resignación, asumiendo que iba a ser otro día igual que el anterior. Pero hoy no será igual que ayer, porque hoy llega Paquita a Miami. Y de repente, sientes lo grande que es el mundo y lo pequeño que eres tú. Y en este mismo instante en el que tú me estás leyendo yo me siento afortunada.Bienvenida Paquita