Hace poco (y quien dice hace poco, dice hace un mes) en esa fuente de la sabiduría contemporánea que es Yahoo Noticias me encontré con esta maravilla de noticia. El titular, impagable: "Multimillonario confiesa tres asesinatos sin darse cuenta".
La historia es como sigue. Robert Durst, heredero de un imperio inmobiliario, pasa de las páginas salmón del periódico a la sección de crónica negra cuando, allá por los años 80, su esposa desaparece. Nunca encuentran el cuerpo y, tras unos meses, se cierra el caso. En el año 2000 aparece el cadáver de Susan Berman, amiga de la familia, en el apartamento de Durst. Se le procesa, se dice que Durst mató a Berman porque sabía que él había asesinado a su esposa, pero el millonario es absuelto. Un año más tarde un vecino de Durst, Morris Black, aparece muerto en la bahía donde últimamente residía Durst. Otra vez es el sospechoso principal, alega que lo tomó por un ladrón y le disparó. Sale en libertad provisional. Con este historial es normal que la HBO quisiera hacer un documental sobre este hombre que, como la señora Fletcher, allá donde va muere gente. Y, grabando el documental, hete aquí (primera vez en la vida que tecleo "hete aquí") que Robert Durst olvida que el micrófono que lleva puesto sigue abierto y tiene la feliz idea de hablarse un poco a sí mismo y soltar: "¿Qué demonios hice? Los maté a todos, por supuesto".
Imagino la cara de infinita alegría del director de ese documental. Los astros se han alineado y le han regalado una exclusiva. Ha estado en el momento justo, en el sitio indicado.
Algo así debió sentir el redactor de "Callejeros" el día que le dijeron que fuera a Valencia a grabar a unas vecinas que se llevaban mal, y se encontró con esto:
El resto es historia sociológica de nuestro tiempo, con perlas como:
- Qué de luces tienen aquí.
- Se han quedado de la Navidad.
- Si estamos en verano...
- Los ángeles me dicen que tranquila, que ellos están conmigo.
- Está diciendo: puta, puta, puta, sin ser yo nada de eso.
- Yo no escribí la palabra puta, la retoqué con el rotulador, que no es lo mismo.
La misma suerte tuvo un equipo que grababa un documental titulado "La reina de Versalles" dedicado a una excéntrica familia de millonarios, los Siegel, que pretendían construirse una nueva mansión, la más grande jamás diseñada e inspirada además en el palacio de Versalles. A mitad de grabación llega la crisis bursátil y el patriarca millonario se arruina. Así que lo que comienza siendo simplemente una familia muy hortera gastando dinero a espuertas en cosas que no necesitan, acaba siendo una familia muy hortera gastando dinero a espuertas pese a que saben que no lo tienen.
"La reina de Versalles" es oro puro. Y no sólo por el gusto de los Siegel por los muebles bañados en oro.
Sus personajes también son oro: Él, David, es el típico hombre hecho a sí mismo, duro, frío, a la suya, a no ser que organicen una recepción a las candidatas a Miss América en casa, momento en que se vuelve un tipo encantador. Ella, su segunda esposa, es, por supuesto, más joven que él y ex Miss. Jackie podría parecer la típica rubia descerebrada y muy operada, y lo es, pero también es una mujer dulce, ingenua, adicta a las compras y a tener hijos (tiene siete y una sobrina acogida en casa) y muy divertida, que suelta a cámara cosas como que su marido no necesita Viagra, de momento, pero cuando haga falta, pues oye, se usa.
Y luego están los secundarios: la tata, que vive en una casita de madera en el jardín, una antigua casa de juegos de los niños; el hijo mayor de Siegel, que trabaja con su padre pero mantiene una relación amor/odio con él; la sobrina acogida en la casa y ex pobre que admite que a la buena vida de rico te acostumbras rápido, y una pléyade de mascotas que se hacen sus cosas es carísimos sofás blancos o mueren de inanición porque los diez miembros de la familia han olvidado darles de comer.
Y vosotros, ¿habéis estado alguna vez en el momento justo, en el sitio indicado y, sobre todo, con la cámara lista para grabar?
Ah, y sigo colaborando con Glup glup, en esta ocasión contando de qué hombres hay que huir como de la peste porque están irremediablemente condenados a convertirse en tus futuros ex novios.