¡Buenas noches, mis felinos lectores!
En está ocasión me gustaría dar mi opinión pero, como referencia pondré un ANIME que ha suscitado en mi la necesidad de expresarme.
El anime en cuestión es Doukyonin wa hiza, tokidoki, atama no ue, he terminado de verla y bueno, que puedo decir, me ha encantado y despertó en mi un sentimiento que había olvidado y que gracias a la llegada de una mascota a mi familia me sacó del umbral en el cuál me encontraba sumergida. Esa sensación de vacío existencial que solemos tener todos en algún momento de nuestra vida y, solo observamos desde nuestra perspectiva un banal y despiadado mundo.
Pues, en el momento oportuno, apareció un pequeño ser que desprendía solo amor incondicional a tu persona, poco le importaba si estabas desesperanzada y, sin ánimos de hacer nada. Solo quiere darte y recibir cariño. Ya sea, un perro, gato, conejo, etc. Cuando aparece en tu vida, cambia toda rutina impuesta que tengas en ese momento de tu vida. Otorgándole un nuevo color a tu rutinaria vida.
El dichoso anime mencionado al principio es un ejemplo de que al permanecer en nuestra propia burbuja, somos incapaces de percibir la vida misma y todo lo que acontece a nuestro alrededor. Nuestro protagonista, es amante de la lectura desde su más tierna infancia, por el cuál siendo adulto se convierte en escritor a tiempo completo (pese a su timidez) y, menospreciando a veces sin darse cuenta de los gestos, atenciones de cariño por parte de sus progenitores (si, no todos tienen padres que se desvivan por uno) llegado el momento, ellos mueren por un accidente automovilístico y queda totalmente afectado por ello, que en lugar de cambiar su actitud pues, se encierra más hasta el punto de solo escribir, inclusive olvidando comer (si, no fuera por su representante, un amigo, hubiese muerto por ello). En un momento, donde su creatividad comienza a decaer considerablemente, decide visitar la tumba de sus padres y, o giro de los acontecimientos, se da el inesperado encuentro con una pequeña gata callejera ( su historia es cruel como la vida misma y, deseareis matar a unos cuantos). El encuentro propiciará numerosos momentos divertidos pero, vistos desde la perspectiva de ambos. Os seré sincera, da temor el hecho de no saber lo que piensan realmente nuestras mascotas.
Por otro lado, debemos de admitir que gracias a ellos, nuestra vida social puede mejorar o empeorar dependiendo de los momentos. Pero, una cosa es cierta, nuestra bendita existencia no volverá a ser la misma.