Sin duda Pablo Tusset, pseudónimo de David Homedes Cameo, ha logrado una novela original y que se lee sin dificultad; no obstante, buena parte de la trama (yo diría que más de la mitad) así como el que en principio se intuye como el personaje principal, el comisario Pujol, no tienen influencia alguna en el desarrollo de la misma, por lo que se dirían metidos de relleno o víctimas de la improvisación, revelando que el autor comenzó a escribir el libro sin saber cómo había de concluir y se vio en la necesidad de irse deshaciendo de personajes cuando se quedaban sin cometido.
En este punto, me veo obligado a reivindicar la redondez, esa perfección sin mácula que sólo es posible hallar en la narrativa breve, si bien la novela siempre debiera aspirar a este imposible aunque se sepa inalcanzable.