Revista Religión
Acabo de gozar de la misa dominical como todo buen católico. Pero como Miguel Humberto Aguirre, el gran maestro del periodismo en Perú, estuve tentado de levantar la mano y la voz entre la muchedumbre laical y decir: ¡Padre! escuche... Sí, porque en un día tan entrañable como el día de la madre, tan pascual que la propia iglesia prescribe que recordemos nuestro bautismo, se deja a los más de mil fieles asistentes sin ...su agua bendita, ¡qué poca cosa, verdad? Claro, tampoco estoy con aquel párroco (ver blog de Julio Otero) que empapa con el cubo de una feregona... ni con el simpático franciscano de Cracovia que en Copacabana (Bolivia) casi bañaba en agua bendita con manguera.... pero ¡ni siquiera unas gotitas! Un amigo burgalés me decía que que los días más concurridos a la Misa eran los días en que se daba algo: ceniza, ramos... Pues sí, hay que dar este sacramental. El propio Juan Pablo II en su visita al Perú quedó edificado por la petición de bendición; pues, bendíganos Padre, rocíenos Padre...que ¡además! es gratis. Me recuerda todo esto la simpática sección de la revista VIDA NUEVA, ¡humor con agua bendita! Si el Señor me da vida y tiempo abriré un blog ¡en el nombre del Laico (de a pie o en bici)!
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