En el fin de los días no puedo mas que mirar atrás y contemplar todo lo que hemos vivido.
Si alguien lee este escrito debe saber que una vez fuimos lo mas especial que habitó en este mundo.
Fue un glorioso suspiro en el que la ignorancia se apoderaba de cualquier pensamiento. Una fugaz era de descubrimiento. La mente nos hizo voraces a la hora de aprender. Todo queríamos saberlo, descubrirlo, calcularlo, explicarlo, pintarlo, exhibirlo. Si algo nos diferenció fue precisamene la habilidad de sentir orgullo al descubrir un nuevo conocimiento.
Nadie debe culparnos de ser lo que hemos sido, porque hemos estado en la cúspide y en la base, en el cielo y el infierno, en la gloria y la miseria, todo a la vez. Al fin y al cabo lo que nos hizo así es lo que lo hizo todo, el puro azar.
Nada puede salvarnos ya por lo que hemos hecho, y todo por nada. Hemos sido capaces de lograr lo imposible, tras milenios de evolución y desarrollo, y también de destruirlo todo. Así es el ser humano: todo y nada, impulso y retroceso, creación y destrucción, vida y muerte.
Ya llega el momento. Noto que llega ya el momento, estoy muy cansado.
Solo espero que si alguien lee este escrito, si estudia nuestra historia, desde el origen al final, nos considere un producto de la naturaleza. Un bello producto de la naturaleza, que fue demasiado bello para existir siempre.
Ahora que ya nada importa, lo único que desearía es seguir aquí. Que nada de esto llegara a pasar, porque de qué sirvió todo si ahora se acaba.
No hemos sabido encontrar la felicidad, y hemos acabado con todo. No hemos logrado descifrar el motivo de la existencia, el porqué sobrevivir en un mundo de dificultades. No hemos encontrado el camino sin destino. La manera de caminar sin rumbo ni destino, porque el destino solo es el propio camino. Y nos lo hemos arrebatado.
Ya llega el momento. Estoy muy cansado.
Todos los recuerdos de todas las vidas vividas, los logros conseguidos, los éxitos y los fracasos, el esfuerzo y sufrimiento, todo se desvanece en estos momentos en un triste final. La avaricia lo pudo todo. El voraz ansia de reconocimiento, de poder. Hubo quien respetó, y lucho por todo, pero hubo quien no respetó, y luchó por sí mismo. Arrasó todo, quemó todo. Todo forma parte de lo mismo, es la esencia del ser humano: Crear y destruir.
Me siento abatido, agotado, sin aire. Respiro, pero el oxígeno se agota. Tengo sueño. Estoy cansado. Al menos el fin no será doloroso. Casi no puedo escribir, se me nubla la vista y las manos no me responden, siento que… que todo se acaba…