Revista Cultura y Ocio

En el spa del Doom

Publicado el 17 octubre 2013 por Isabelval @cabezadeisa
Foto: Isabel Val

Foto: Isabel Val

por Atxe.

Después de meditarlo y, por qué no decirlo, decenas de escuchas al Carnal Altar de Serpent Venom, decidí pasar la tarde/noche del sábado en el Day of Doom. Como era de esperar, toda la community barcelonesa (e incluso alguna agradable visita desde la capital) reunida para el evento DOOM en mayúsculas. Un cartel sobrepasando las expectativas de cualquier persona que le vaya el género: crema americana, inglesa y estatal.

Pese al retraso, Bobby  amenizó dejándose ver y fotografiar con los fans. Como es el puto amo no me tomaré la indecencia de rajar de su chaqueta de polipiel de Zara y me limitaré a empezar.

Abrieron los amigos de Cuerno sacando de la cripta esos temas de su ya mítica demo y deleitar a la familia. Mucha ilusión me hizo recordar esas canciones de riff clásico con giros retorcidos y voz desquiciada. Grandes Cuerno, grandes.

Turno para mis ansiados Serpent Venom. Ejecución de su Carnal Altar exquisita. Como me dijo Andreu: demasiado perfectos, demasiado buenos, algo pasa. Lo que me pasó a mi es que me dejaron bastante flipado, honestamente. Rollete clásico, nada nuevo, sin pretensiones, sin demasiada pose… Y con suficiente fuerza como para que se me escape un puño al cielo de vez en cuando.

Desde Santurce a Bilbao, los thrasheuskaldoomsters (ale) Horn of the Rhino nos trajeron rica sardinada. Nivelorro como para comerse a los High on Fire de Matt Mike entre pintxo y pintxo. Turrón para los pasados de THC y odas al anticristo para los fans de Polanski adictos a la nieve. Regustillo a Chris Cornell. Se me pusieron los pelos de punta como ya consiguieron la otra vez que los vi en el Moog con su Sovereign del disco Weight of Coronation.

Trouble fueron los cuartos en salir a escena. Nuevo cantante, nuevo disco. El doom clásico americano no me flipa, con excepciones en mayúscula; pero estos no forman parte de esas excepciones. No digo demasiado que si no los que saben me zurran. Pero uf, el rollito ese de solos quintados… No me va, aunque creo que al público de la sala creo que sí que le moló.

Foto: Isabel Val

Foto: Isabel Val

Y final feliz de este spa del doom: Penta fucking gram. Pentagram. Bobby Liebling demostrando lo auténtico que es. Todo temazos: Forever My Queen, When the Screams Come, Relentless… Hacha tras hacha, uno detrás de otro. Una de esas actuaciones que difícilmente tengamos el placer de volver a ver en Barcelona.

Especial mención al percusionista palmero (¡pesao, qué eres un pesao!) que me hace reír y me irrita. Y que, definitivamente, me deja boquiabierto por su habilidad de tocar siempre palmas a destiempo #ClapTheGap. Ya nos lo topamos en Colour Haze, y pensé ’joder, vaya mierda lleva el tío’, pues parece ser que sigue de viaje. Molestas tío, mucho. Y haces gracia con tu baile muñeira espasmódico. Pero por favor, vale de palmas. Creo (y espero) que más de uno, como yo, calla en la sala, pero comparte.

Brindad por que se celebre un cuarto Day of Doom.


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