La profesión enfermera es cada vez más compleja, de hecho su desarrollo y crecimiento profesional en los últimos años es una clara muestra de ello. Quizás tenga graves problemas de visibilidad y todavía esté en pleno proceso de cambio cultural desde un modelo basado en el ATS a un modelo mucho más profesional. Quizás por todo ello, y de cara a mejorar su profesionalismo y conseguir un desarrollo más amplio, cualquier iniciativa que recoja opiniones diversas y las traslade a ámbitos políticos, institucionales, sociales, etc es siempre bienvenida.
En junio de 2013, se constituyó la Mesa Estatal de la Profesión Enfermera, con unos objetivos muy similares a los comentados en el párrafo inicial. Y con ese nombre, todos pensamos en representantes de asociaciones científicas, colegios, sindicatos, grupos de trabajo, universidades, hospitales, atención primaria, promoción de la salud o incluso líderes de opinión ajenos a las típicas y tópicas organizaciones representativas. ¿Y qué nos encontramos?Pues que la Mesa Estatal es una mesa de dos, sin más... Como señala el convenio que la regula (de fecha 10/06/2013), la Mesa está formada por el sindicato SATSE y el Consejo General de Enfermería. Y ya está, no hay hueco para nadie más. De hecho, el texto del acuerdo no incluye ningún tipo de artículo relativo a la inclusión en la Mesa de más organizaciones o personas. ¿Qué ocurre? Pues que en pleno siglo XXI, no podemos crear espacios de debate y opinión con un modelo de representatividad gremial y clásico, propio del siglo XIX.Los representantes habituales de la enfermería deben aceptar que el mundo profesional ha cambiado. Y ahora, pese a que la ley les atribuya la capacidad de representar a una profesión completa, o abren los ojos y escuchan a todas las partes y las incluyen en sus foros, mesas y conferencias, o cada vez estarán más solos, y acabarán representándose a si mismos. O quizás esto último ya lo hacen...En resumen, que la Mesa Estatal de la Profesión Enfermera solo tiene dos sillas, y no cabe nadie más: una auténtica mesa Juan Palomo. Un modelo muy habitual en el sistema sanitario, excesivamente personalista (con todos los problemas que conlleva) y que no favorece precisamente al crecimiento profesional de este colectivo. Quizás cuando el Ministerio y las consejerías de sanidad (o salud) se sienten con otros interlocutores, no oficiales pero si eficaces, se empiecen a dar por aludidos.