Flores amarillas sobre fondo verde. Ya he subido varias imágenes tomadas con esta técnica que consiste en dejar abierto el obturador todo el tiempo posible y dar un giro de muñeca en el momento del disparo. De esta forma conseguimos ese efecto pictórico tan potente. No me importa repetirme, más que nada porque a veces me quedo sin fotos. No es fácil. Resulta difícil incluso cambiar el texto cada día, así que las fotos mucho más, desde luego, pero hoy sí tenía imágenes nuevas. Si he subido estas es porque he querido.
Me doy cuenta que, desde que estoy enfermo, hago bastantes más cosas porque quiero hacerlas, sin más razón que mi voluntad pura y dura, como si una vocecita dentro de mí me dijese “aprovecha que ahora es tu turno”. No es que antes no hiciese cosas que quería hacer, pero tal vez tenía más en cuenta otros factores. Ahora mi deseo es uno de los primeros factores que influyen a la hora de hacer cualquier cosa. Tengo ganas o no tengo ganas, me apetece o no me apetece, quiero o no quiero. Y todo para tratar de mantener aún un mínimo control sobre algo, porque noto como todo se esfuma poco a poco y se vuelve lejano y esquivo, extraño, agridulce y bastante feo.
Entre unas cosas y otras mi cuerpo está irreconocible para mí, tanto a nivel estético como a nivel más profundo. Tengo sensaciones nuevas, dolores nuevos, se me duermen partes del cuerpo que antes no se dormían, me pica de forma extraña en lugares extraños, tiemblo más que antes, me pongo de mal humor sin previo aviso, se me cae el cabello de varias partes (aunque no del todo), se me estropean los dientes, las uñas están débiles, siento náuseas y mareos, me salen legañas, estoy ansioso todo el rato, duermo con dificultad y con pesadillas, me sienta mal comer mucho, me resulta muy difícil encontrar una postura cómoda en el sofá y en la cama, no puedo bostezar, ni llorar, ni reír a carcajadas ni cualquier ejercicio que implique mover el diafragma, no me concentro al leer ni al jugar al ajedrez, me cuesta sentarme a escribir, estoy todo el día cansado, me agoto si realizo un movimiento demasiado rápido y me mareo si me agacho, me noto triste y desanimado con demasiada frecuencia… ¿qué más?
Seguro que hay más cosas, todas ellas producto de la quimioterapia y del tumor, linda pareja. Por eso no sé si es posible que me queden aún cosas que hago porque quiero o simplemente hago lo que me dejan hacer, sin más. En todo caso lo intento, trato de salir tranquilamente a tomar fotos, paseando sin ninguna prisa, intento comer y beber solo cosas que me gusten mucho, trato de reírme lo más posible, de cocinar cuando tengo ganas… en fin, reduzco las opciones para que todo lo que hago sea porque me gusta y me apetece, como subir de nuevo flores con estética de lienzo, esas que tanto le gustan a mi querida Maty-Martini, aunque los colores de hoy no sean muy suyos, pero bueno, todo lo que tiene que ver con pintura me recuerda a ella.
Recordar tampoco es buena cosa porque algo dentro de mí me dice que mucha de la gente que recuerdo ya nunca más la veré. Y eso me pone muy triste. Y la tristeza no es algo que quiera conmigo, así que trato de desecharla rápidamente y, con ella, el recuerdo que la produjo.
Parece que estas flores me han pillado por sorpresa y han dejado un poso triste en el post de hoy. Qué le vamos a hacer. Así salió. Aunque no sea lo ideal, también la tristeza debe tener su lugar aquí, porque aquí es donde dejo que la sinceridad sea la reina y no hay maquillaje para nada ni para nadie. Todo va en estado puro.
Solo así cumplirá su función de servir para que me desahogue y suelte lastre.