En estas fechas tan señaladas
Estoy a la mitad de mis vacaciones de Navidad y os puedo asegurar que he abierto el ordenador unas dos ocasiones, mis pocas interacciones con el mundo online han sido por culpa de tener un teléfono de esos de última generación y que aprovecho los viajes cortos para mirarme twitter y esas cosas, el resto del tiempo lo dedico a leer libros u ojear los feeds a los que estoy apuntado.
El caso es que la mayoría de los blogs están por hacer predicciones de lo que pasará el año que viene, de los propósitos que tienen en mente, o en su versión atrevida, a realizar pronósticos sobre lo que marcará este año que entra. Lo del resumen del año lo haré el día uno de enero, mirare mis estadísticas y ya plantearé un resumen de que tal ha sido, y sobre el futuro que nos espera, no me veo capaz de hacer predicciones. La verdad es que si me atrevo, pero no creo que lo que yo pueda pensar pueda ser relevante, la gracia del futuro es descubrirlo, no mirarlo como si fuera una sinopsis del próximo capítulo de una serie de televisión.
Así que sin tener nada en concreto que aportar en los dos tópicos que se estilan en estos días: resúmenes y predicciones, voy a centrarme en una noticia que leí en el País: La felicidad de trabajar de ocho a tres. Soy consciente de que implantar algo racional en este país es tarea imposible, basta con proponerlo para que te salgan detractores por el simple hecho de llevarte la contraria. Es lo que tenemos los latinos, corazón caliente y por extensión, las neuronas se nos soasan del exceso de calor.
Yo soy de los afortunados que ha podido disfrutar de esta jornada laboral. De hecho, no teníamos ni jornada laboral, veníamos a la oficina para estar al día de lo que pasaba pero cada cual tenía el horario que se ajutaba a sus necesidades. Sólo teníamos una norma: las fechas de entrega hay que cumplirlas. A partir de este punto tu te montabas el horario que más te funcionaba.
Puede parecer una locura, pero como todas nuestras comunicaciones se hacían por correo electrónico y llegado el caso de urgencia a través del móvil, siempre estabas preparado para poder apagar algún fuego. solucionar un problema o resolver cualquier duda de los clientes. Eso sí, teníamos toda la estructura para poder trabajar de forma deslocalizada, no existía diferencia entre trabajar en la oficina a trabajar desde tu casa.
El resultado de este apuesta muy personal, los proyectos se entregaban a tiempo, los clientes tenían la respuesta que necesitaban, y yo -que al fin y al cabo soy lo que más me importo- estaba más que feliz. Salir de trabajar todavía con luz del sol, poder pasear, cocinar, en fin, tener tiempo para poder tener una vida más allá del trabajo, era algo que no se pagaba solo con el salario.
Cuento y espero poder hacer lo mismo en este proyecto, definir objetivos y que cada cual se gestione su horario con la misma máxima que teníamos: cumplir objetivos y dar respuesta al cliente en tiempo y forma. Quizás a algunas personas le suene raro, pero si tu equipo es bueno, tienes confianza en ellos y ellos en tí, mi propia experiencia me indica que este es el camino a seguir.
Película: Office Space